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Hablemos de Revolución

Por: Irma Caal

Para entender el término “Revolución” es preciso entender su concepto, el cual se refiere a ciertos comportamientos colectivos intencionales, esto es, hacia acciones de grupos dirigidos a un fin relacionado con el poder político. Estos comportamientos intencionales están condicionados por actitudes colectivas que se expresan en creencias sobre la sociedad de acuerdo con preferencias o rechazos e impulsan comportamientos consistentes en ellas. En otras palabras, son “movimientos colectivos amplios disruptivos del orden social y jurídico que intentan reemplazar el poder supremo existente por otro distinto”.

Una cultura sometida, una asfixia social, una unión inesperada y una traición extranjera; fueron algunas de las causas que provocaron la Revolución de 1944. Fue la respuesta de una generación joven a una dictadura con los regímenes fascistas europeos. Una rebelión contra la opresión, la expoliación y el miedo.

¿Qué significa la primavera democrática para mí?

Representa una época de cambios, una lucha de un padre, un hijo, una madre, un estudiante, un zapatero, un universitario, con un solo fin: “bien común”, transformaron a toda una sociedad y sus futuras generaciones. Se rescató la democracia participativa, la identidad, los derechos de los Pueblos Indígenas, las trasformaciones sociales y económicas en favor de las grandes mayorías de Guatemala.

Significa que cuando un pueblo está unido puede lograr grandes cambios presentes y futuros, por lo que el trabajo es de todos y no solo de uno.

¿Cómo los valores de la revolución podrían mejorar la igualdad de género, educación y participación? Los principios de la Revolución del 20 de octubre de 1944 están en el Artículo 1 del Decreto 17 de la Junta Revolucionaria de Gobierno de fecha 28 de noviembre de 1944, a saber: “I. Descentralización…; II. Supresión de designados a la presidencia y substitución de estos por un vicepresidente; III. Alternabilidad en el poder, aboliendo la reelección y reconociendo al pueblo el derecho de rebelarse cuando se intente; IV. Nueva constitución y organización del Ejército (…); V. Organización democrática de las municipalidades (…); VI. Autonomía efectiva del Poder Judicial; VII. Autonomía de la Universidad Nacional; VIII. Reconocimiento constitucional de los partidos políticos…; IX. Sufragio obligatorio y voto secreto para el hombre alfabeto (…); X. Efectiva probidad administrativa”

En nuestra época las solicitudes revolucionarias de descentralización, independencia judicial, probidad administrativa y democracia representativa son vibrantes y faltantes. Necesitamos una administración pública sin ilegalidades, abuso de poder, informalidad, derroche, corrupción e ineficacia. La politización de justicia y judicialización de la política impiden una justicia pronta y cumplida, lo que sigue permitiendo un Estado poco participativo, poco informado y sin respeto a los derechos fundamentales.

Recordar los valores y/o principios revolucionarios ayudarían a construir realmente un Estado de Derecho en donde existan mejores condiciones de vida, se priorice la educación como base de un desarrollo; y que esta traiga consigo educar en igualdad y la participación activa de varios sectores.

Irma es una jóven activista originaria de Cobán, Maestra de Educación Primaria y con estudios culminados de la carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Actualmente funje como Subcoordinadora de Alianza y Cooperación de la Coordinación de Juventudes de la Red Mundial de Jóvenes Político en Guatemala. Ademas de ser voluntaria en la Red de Jóvenes Iberoamericanos y la Subsecretaria Intercultural y de Pueblos Indígenas que Integra América. Desde muy jóven Irma incursionó en el mundo de la escritura con cuentos, ensayos y relatos cortos con los cuales ha obtenido varios reconocimientos en Juegos Florales estudiantiles y más recientemente el segundo lugar nacional en el Concurso de Ensayos Interuniversitarios organizado por la Fundación Esquipulas.