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¿Una reforma de ley incluyente? Análisis de la Ley Electoral y de Partidos Políticos

Por Dr. Walter Hillermann – Profesor de economía y asesor para proyectos de desarrollo comunitario por más de 30 años – Noviembre 2015

La democracia guatemalteca es indirecta, por medio de representantes electos en quienes el pueblo delega el poder. Esperamos que nuestros representantes tomen las mejores decisiones para el bienestar de la mayoría. La realidad es decepcionante. Nuestra confianza cae dramáticamente a partir de que las nuevas autoridades llegan al poder. Eso se observa en la siguiente gráfica que muestra el nivel de confianza hacia sucesivos gobiernos:

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Las líneas verticales indican el final de cada periodo gubernamental. La gráfica muestra que hay una crisis estructural que afecta al Estado y también al modelo de “democracia” del país.

La democracia para serlo, ha de ser incluyente y promover la participación proactiva de los ciudadanos. No es sólo el voto. Tampoco debe ser una democracia basada en que tenemos “libertad de expresión” ejercida para un grupo de sordos que desde el Congreso de la “República” casi ejercen un poder despótico, tal como lo mostró la aprobación en junio de 2014 (durante la copa mundial) de la “Ley Monsanto,” derogada posteriormente. Lo que se evidenció entonces fue lo que Chamalé Patzán llamó “práctica nefasta del secretismo legislativo.” (Lee sobre la “Ley Monsanto” y su derogamiento en revista.entremundos.org.)

No creemos en una democracia que funciona como una carrera de caballos que aprueba leyes a conveniencia, para colmo organizada por un grupo de actores público–privados que como corruptos apostadores venden nuestro país a oscuros personajes que frecuentemente vienen más allá de las fronteras guatemaltecas.

En los países menos desarrollados, no hay inclusión de ciudadanos en los procesos políticos y económicos. Los grupos de poder excluyen a la población de la discusión de los asuntos públicos. Por ello proponemos que la reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) sea un proceso incluyente.

La reforma de la LEPP puede ser incluyente si los diputados (o sus asesores) asumen su verdadero rol de representantes del pueblo, y efectuen consultas debidamente normadas con grupos representativos de la sociedad civil en sus respectivos departamentos, por medio de las cuales obtengan propuestas o ideas de manera participativa e incluyente. Entre aquellos grupos seguro hay personas que pueden ser delegables para dar seguimiento a la incorporación de sugerencias a las discusiones en la plenaria pública del Congreso, lo que de cierta manera es una especie de auditoria social. Sabemos que esa no es la práctica actual y puede parecer imposible su realización. Pero en la política mucho de lo que ayer parecía imposible, hoy es realidad.

¿Por qué no lleva a cabo el Congreso el proceso de reformar la ley con la participación del pueblo? Por dos motivos: por la oscuridad y poca transparencia con que se negocian de parte de actores público–privado muy poderosos las propuestas de ley; y porque nos han vendido la falsa idea que nuestra máxima aspiración ciudadana debe ser su participación en elecciones cada cuatro años por medio del voto.

La democracia no es sólo el voto. Tampoco debe ser una democracia basada en que tenemos “libertad de expresión” ejercida para un grupo de sordos que desde el Congreso de la “República” casi ejerce un poder despótico.

Comprendemos que como pueblo tenemos el derecho y la obligación de ser propositivos. Por ello, atrevámonos a proponer algunas modificaciones a la LEPP actual para que se discuten:

1. Eliminar reelecciones consecutivas y sin limitación en gobiernos locales y diputaciones.

2. Restringir el protagonismo de financistas mayoritarios. Mejor si se elimina el financiamiento privado, porque significa la compra de la voluntad de los funcionarios públicos. Desde la Colonia quien tenía dinero podía solicitar al Rey de España la compra de determinado cargo y con ello, favorecer sus propios intereses y los de su clase. Ello provocó una profunda división entre la población y un país terriblemente desigual, de los más desiguales del mundo. Por otro lado, el financiamiento público de las campañas puede ayudar si iguala oportunidades para todos los candidatos.

3. Eliminar la inclinación de balanza hacia partidos grandes que eventualmente obtienen mayor proporción de autoridades electas y que obtienen fondos de dudoso origen.

4. Realizar un horario escalonado para la elección de diputados. Cada cuatro años, existe un cambio casi total del organismo ejecutivo y un gran cambio de congresistas. Esto es traumático; significa deshacer políticas y planes y empezar con la revisión de propuestas de ley con los nuevos diputados, etc. En parte por ello se afirma que en Guatemala no hay políticas de Estado, sino prevalecen las políticas de gobierno.

5. Eliminar la presión que tiene el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de parte del Congreso por asignación de recursos. Proporcionarlos oportunamente para la implementación logística y preparación de los cuadros humanos que intervendrán en el proceso electoral.

6. A la par de sanciones y castigos, introducir incentivos para buenas prácticas de los partidos políticos, como el reconocimiento ante la población en medios de comunicación públicos y privados.

7. Elevar el nivel de coerción del TSE de acuerdo a su posición a nivel de rango constitucional, así como a los órganos fiscalizadores establecidos por ley para sancionar  a actores políticos y privados.

8. Aumentar la vigilancia sobre autoridades electorales temporales, sobre todo en ámbitos locales.

9. Garantizar la democratización dentro de los partidos políticos para eliminar la figura del caudillismo, vigilando la propuesta democrática de candidatos y su elección por voto secreto.

10. Introducir el requisito de contar con el finiquito legal para optar a cargos de elección. Establecer un finiquito para organizaciones políticas, incluyendo de sanciones vigentes impuestas por el TSE.

11. Eliminar el abuso de recursos legales para evitar sanciones del TSE por medio del uso excesivo de, por ejemplo, la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad.

12. Temporalidad para sancionar en tiempo prudente y dentro del proceso electoral actual.

13. Prohibir la postulación de familiares.

14. Eliminar la diferenciación entre campaña proselitista y campaña política. Prohibir la campaña anticipada, evitando ambigüedades como el hecho de efectuar campaña disfrazada de “afíliate.” La campaña proselitista que aparentemente es para afiliar personas es en realidad una campaña política. La convocatoria para la campaña política de 2015 la hizo el TSE el 3 de mayo, pero la campaña existía desde muchísimo tiempo antes a pesar que está prohibido por la LEPP actual.

15. Vinculación del voto nulo. Se ha satanizado el voto nulo, pero tiene una función importante. En Ipala, Chiquimula, por ejemplo, muchos candidatos a la alcaldía, contrincantes de Esduin Javier, alias “Tres quiebres,” un verdadero gánster local, se retiraron sospechosamente. La población sólo tenía un candidato. Si el voto nulo es vinculante, la población tiene un arma para no elegir personajes oscuros.

16. Análisis de participación de comités cívicos para presentar candidatos a diputados.   Revisión de la sanción a que son sometidos los comités cívicos en comparación a los partidos políticos. Incluir la investigación de flujos financieros a campañas locales.

17. Resolución permanente de dudas o impugnaciones presentadas por ciudadanos individuales.

18. Prohibición explícita de pintar piedras, rocas, muros de carreteras e idealmente, restringir totalmente las vallas publicitarias, sobre todo por la enorme contaminación visual y ambiental que se provoca, además que es una evidente agresión psicológica en contra de la población.

19. Sancionar severamente cualquier indicio de coacción, opresión, engaño, incluso traslado y compra, que induzca el voto por determinados candidatos.

20. Regulación absoluta del transfuguismo, sobre todo de diputados que no han surgido de un proceso de formación en los partidos políticos, sino por la compra de su candidatura previa.

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Finalmente, mostramos inconformidad al modelo de “democracia” de Guatemala, con esta imagen. Representa nuestro voto para reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Las manos blancas y grises son el símbolo internacional de la inclusión.   Gracias a Paola y Guillermo por el diseño.

¡Pedimos inclusión!