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Una joya guatemalteca bajo amenaza: Descubrimiento y exploración del arrecife de coral Corona Caimán

Fabio Cresto Aleína

El cambio climático afecta a los ecosistemas en todo el mundo, pero uno de los más amenazados se encuentra a solo unos kilómetros de la orilla de las costas del Atlántico de Guatemala y otros países en Centro América, y constituye un recurso clave para millones de personas: es el Sistema Arrecifal Mesoamericano. Los arrecifes de coral son ecosistemas acuáticos que brindan hogar a una inmensa variedad de especies y están entre los ecosistemas más productivos y biodiversos del planeta. El Arrecife Mesoamericano (SAM) se extiende a más de 1000km de la punta de la península de Yucatán y toca las costas de México, Guatemala, Belice y Honduras en el Mar Caribe. Como otros arrecifes de coral en el mundo, éste brinda una variedad inestimable de servicios ecosistemicos a las comunidades que viven en la costa caribeña mesoamericana, ya que protege las costas de olas grandes, ayuda a reducir la erosión costera, y proporciona recursos críticos relacionados con el turismo y la pesca. Al igual que otros arrecifes de coral en todo el mundo, el SAM está amenazado por el cambio climático, las enfermedades, la contaminación y otras actividades humanas, y actualmente se considera en peligro crítico por la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN.

Foto de Ana Giró (Healthy Reefs Initiative)

En medio del SAM, frente a la costa guatemalteca, los científicos descubrieron en 2014 una maravillosa joya escondida: una parte nueva y aún inexplorada del arrecife de coral que fue bautizada Corona Caimán por su forma de corona. “Mi colega Ana Giró, la coordinadora guatemalteca de la Iniciativa Healthy Reefs, descubrió este arrecife de coral al hablar con algunos pescadores en 2014”, menciona Ángela Mojica, quien junto a Ana Giró, ha sido fundamental en la investigación y exploración de este nuevo sistema de arrecifes de coral descubierto. “Al explorar este sistema de arrecifes, entendimos que era un sistema complejo, con una gran variedad de formas y características que hacen que este arrecife de coral en particular sea rico en biodiversidad. Es el arrecife de coral más grande y mejor conservado de Guatemala, y es fundamental para la salud y la conectividad de todo el SAM por su ubicación y su buen estado de salud”. Ángela Mojica es la cofundadora de Pixan’Ja, una organización científica no gubernamental activa en la investigación de los ecosistemas marinos y la conservación marina en América Latina.

Parte del trabajo de organizaciones como Pixan’Ja y Healthy Reefs consiste en colaborar con los gobiernos y los creadores de políticas para destacar las estrategias de conservación más efectivas para la ecorregión SAM, que apoya el sustento de alrededor de dos millones de personas en cuatro países. Tales actividades incluyen una mejor gestión integrada de las cuencas hidrológicas con el fin de mejorar la calidad de las aguas terrestres entrantes, asegurando la sostenibilidad de la pesquería y del sector turístico, y el estudio y monitoreo de los procesos ecológicos clave de la región con el fin de permitir intervenciones más rápidas y eficientes. Por supuesto, Pixan’Ja no es la única organización que trabaja en la protección del SAM: “Somos parte de una pequeña comunidad de científicos y conservacionistas que trabajan en la región, e identificamos diferentes actividades que son de alta prioridad” al referise a su trabajo en la región SAM.

Foto de Ana Giró (Healthy Reefs Initiative)

“WWF, Healthy Reefs Initiatives, MAR Fund, Fondo Mexicano para la Conservación de la naturaleza y CORAL son solo algunos de ellos, pero también trabajamos en estrecha colaboración con universidades nacionales, comunidades locales e institutos gubernamentales”. La colaboración de Pixan’Ja y HRI condujo a un gran éxito este año, ya que juntos, a través de la investigación y la exploración del nuevo arrecife, recolectaron la evidencia científica y técnica necesaria para justificar la conservación de Corona Caimán, y Ana Giró lo presentó a los responsables de la toma de decisiones. La resolución adoptada en mayo de 2020 por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Guatemala y DIPESCA declaró el área como zona libre de pesca (conocido como veda espacio-temporal) durante los próximos 10 años (2020-2030). “Este tipo de logro nos motiva a seguir generando datos científicos para la conservación de nuestros recursos marinos”.

Foto de Ana Giró (Healthy Reefs Initiative)

Ángela ha trabajado en el SAM por más de veinte años y fue testigo de cómo este ecosistema sufrió dramáticos cambios durante este largo período de tiempo. “La impresión más sorprendente que tengo cuando pienso en los arrecifes de coral de hace 20 años cuando comencé a bucear aquí y los de hoy, es que hay menos animales alrededor, además de ver corales blanqueados o muertos con mayor frecuencia”. Ella agrega: “no solo hay una menor cantidad de peces, sino que también son más pequeños. Además, hay menos caracolas, menos pepinos de mar, menos langostas, y ver organismos grandes o especies más exóticas es cada vez más raro. Los corales siguen siendo increíbles, puedes encontrar corales de todas las formas, dimensiones y colores posibles. Sin embargo, con mayor frecuencia los vemos blanqueados después de un año caluroso con fuertes huracanes, y eventualmente encontrarás más y más muertes a tu alrededor. La sensación que tienes a veces, es de soledad y ausencia de colores, ya que el paisaje ya no es el mismo que antes”, enfatiza enérgicamente.

El blanqueamiento de los corales es una señal de que los corales están bajo estrés. Debido al aumento de temperatura, enfermedades, contaminación del agua y/o cambios en el nivel del agua, los corales expulsan las algas simbióticas que viven dentro de sus cuerpos, que son cruciales para su salud y que les otorgan colores muy espectaculares. Como resultado, los corales quedan blanqueados (blancos) y vulnerables al hambre y la muerte si no recuperan sus algas lo suficientemente pronto. La última y letal amenaza para los corales del Caribe es la enfermedad de pérdida de tejido de coral pétreo (SCTLD), que se está extendiendo por el Caribe de norte a sur. Ángela y sus colegas están monitoreando Corona Caimán en busca de esta nueva y agresiva enfermedad que está devastando los corales. “Esta enfermedad consiste en la rápida pérdida del tejido vivo del coral y se está expandiendo dentro del SAM. La enfermedad ya llegó a México (2018), al norte de Belice (2019) y en septiembre pasado se detectó en Roatán, Honduras. Aún no lo hemos detectado en Guatemala, pero tenemos que mantener nuestro seguimiento e investigación sobre este tema”.

Foto de Ana Giró (Healthy Reefs Initiative)

Los esfuerzos que científicos y conservacionistas como Ángela Mojica estiman necesarios para la protección del SAM, así como el trabajo científico que aborda los impactos del cambio climático y las nuevas enfermedades de los corales, han sido paralizados por la reciente crisis sanitaria, social y económica derivada de la pandemia. Todas las actividades de monitoreo de campo que Pixan’Ja y HRI estaban llevando a cabo tuvieron que detenerse debido a las restricciones nacionales y regionales para viajar. Se organizaron seminarios y talleres en línea para comunicar la investigación en curso y los resultados iniciales del trabajo de monitoreo en el Arrecife Corona Caimán al público en general, pero, si bien estos eventos son clave para llegar a la sociedad civil, de ninguna manera pueden sustituir a la importancia de la investigación de campo que están realizando organizaciones como la que lidera Ángela Mojica para preservar el SAM. El destino de un ecosistema tan extraordinario pero frágil radica en la posibilidad de que estas organizaciones reanuden su trabajo tan pronto como mejore la situación mundial y regional. Los formuladores de políticas y las agencias de financiamiento tendrán que seguir apoyando el trabajo de tales organizaciones si queremos darle un futuro sostenible al Arrecife Mesoamericano y a los millones de personas que dependen de manera crítica de sus servicios ecosistémicos junto con él.

Foto de portada: Ana Giró (Healthy Reefs Initiative)