4 LA BELLEZA DE LAS RAÍCES DE MANGLE ROJO (1)

Manglar: Última frontera de los ecosistemas marinos costeros

Foto de Portada: Raices de mangle rojo. Foto por: COGMANGLAR

Por Carlos Salvatierra – Secretario ejecutivo de Redmanglar Internacional y colaborador con COGMANGLAR 

Árboles de raíces retorcidas que se sumergen entre las aguas salobres en las costas tropicales, bandadas de pelícanos, gaviotas y garzas, peces que llegan a las orillas de los esteros asomando sus ojos y  cangrejos que caminan sobre el fango. A lo lejos una pequeña canoa, regresa de un recorrido por los esteros, pescadores que vuelven con el alimento para sus familias, luego de una jornada de pesca entre los manglares. Los manglares son una de las unidades ecológicas más productivas del planeta, junto a los arrecifes de coral y las praderas marinas.

Estos sistemas ecológicos se encuentran en las costas tropicales y subtropicales, y se caracterizan por estar formados por especies resistentes a la sal. Su nombre deriva del vocablo guaraní, mangle; que significa literalmente árbol retorcido; una de las especies más características, es el mangle rojo (Rhizophora mangle) cuyas raíces asemejan patas de araña que se elevan sobre la superficie del agua. (El idioma guaraní viene del área de Paraguay.)

La riqueza y la alta productividad de los manglares, los convierte en un ecosistema estratégico para la soberanía alimentaria de los pueblos costeros. Durante años las comunidades y pueblos ancestrales del manglar, han mantenido una relación estrecha y armónica, utilizando y beneficiándose de la pesca, la colecta de conchas, cangrejos y otros crustáceos y moluscos. Las aguas de los esteros y canales también sirven de medio de transporte para los habitantes, estos elementos también hacen de los manglares, sitios importantes por su alto valor paisajístico, claves para el turismo comunitario y de baja escala.

Vecinos de Tulate en el manglar de la zona, Tulate, Guatemala. Foto por: COGMANGLAR

Vecinos de Tulate en el manglar de la zona, Tulate, Guatemala. Foto por: COGMANGLAR

El agua es el elemento fundamental que conecta las montañas y  los ríos con estos importantes ecosistemas. Las aguas frescas que bajan desde  las montañas y la cadena volcánica, se unen a las aguas saladas del mar, alimentando los sistemas de manglares y otros humedales.

En Guatemala los manglares se encuentran en la costa Pacífica y Caribe, sumando 18,840.08 hectáreas de la cuales 17,670.56 se encuentran en el Pacífico. Varios estudios indican que la pérdida de los manglares en el país se ha reducido de manera alarmante, de la extensión reportada para 1950 se ha perdido un 39%.

Lee más sobre la crisis de agua en la costa sur aquí.

El uso inadecuado de los suelos es la causa mayor de esta destrucción, que se traduce en destrucción de manglares para la construcción de complejos urbanísticos, dársenas o puertos como sucedió en Champerico, y piscinas camaroneras y salineras. Las camaroneras generan impactos negativos para las zonas costeras, no solo para los manglares, sino para otros humedales asociados a ellos. La camaronicultura industrial, es históricamente a nivel mundial la mayor responsable por pérdida de manglares. Generalmente destruye los manglares para construir las piscinas camaroneras, saliniza las fuentes de agua dulce, con impactos negativos para las comunidades, utiliza muchos antibióticos y daña los humedales. Además, vierten las aguas de desechos en los esteros, generando contaminación hídrica y afectando la diversidad.

Foto por: COGMANGLAR

Foto por: COGMANGLAR

El acaparamiento de tierras dedicadas a la plantación de grandes extensiones de monocultivos como  la caña de azúcar y la palma africana es también una amenaza principal. Estas plantaciones además utilizan grandes extensiones de agua, desvían ilegalmente ríos completos y modifican su cauce. La falta de agua no solo afecta a las poblaciones locales, a quienes son violados sus derechos, sino también repercute en el ecosistema. Este fenómeno se experimenta en varios municipios de la Costa Sur de Guatemala donde los manglares se están secando, debido a la falta de agua, que los lleva a una muerte lenta y sistemática.

Con la muerte y desaparición de los manglares, no solo se pierden especies, también se ve afectado uno de los trabajos más antiguos de la tierra: la pesca artesanal. Son miles los pescadores y pescadoras que subsisten de este ecosistema, y prácticamente de no tomar medidas urgentes para recuperar y proteger los pocos manglares que quedan, estaremos también frente a la extinción de la pesca artesanal y la agudización de la situación de pobreza de las comunidades.

Un ejemplo de la voracidad de los monocultivos, es lo que sucede en la cuenca del río Coyolate y Madre Vieja en Suchitepéquez y Escuintla, donde las comunidades prácticamente han quedado como islas entre la caña y la palma. Cuando los ríos son desviados, en la época seca las comunidades sufren falta de agua para sus cultivos y para sus hogares. En la época de lluvias, estos desvíos facilitan que las aguas ingresen a las comunidades, generando fuertes inundaciones.

Ante la grave situación de falta de agua, ochenta pescadores y campesinos de comunidades de la cuenca baja del río Madre Vieja se organizaron, el pasado mes de abril, para defender el río y sus manglares. Cansados de largos procesos de negociación y acuerdos incumplidos por parte de la empresa de palma africana de la familia Molina, decidieron con sus propias manos, liberar el río de seis represas que ilegal e injustamente desviaban las aguas del Madre Vieja hacia sus plantaciones.

Llevaron todo un día con palas, piochas quitando costales y muros de tierra que impedían el paso del río, más la preocupación de ser amenazados por los guardias de seguridad de las empresas. Estas empresas cuentan con seguridad privada, gente armada que protege sus intereses, y que representa también un grave riesgo para la integridad de las comunidades, sus líderes y lideresas.

Foto por: COGMANGLAR

Foto por: COGMANGLAR

Desde hace años varias comunidades de la Costa Pacífica se han organizado para defender sus territorios costeros, entre asociaciones de vecinos, asociaciones civiles, de pescadores, consejos comunitarios de desarrollo y otras,  conformaron EN EL 2006 la Coordinadora Guatemalteca para la Defensa de los Manglares y la Vida –COGMANGLAR-. Durante esos años la COGMANGLAR ha trabajado apoyando la defensa de las comunidades a sus territorios y modos de vida, por medio de procesos locales de recuperación de manglares y acciones de denuncia pública y legal, en contra de quienes destruyen el patrimonio natural de los pueblos del manglar.

Estos años han dejado importantes lecciones en los procesos de defensa de los ecosistemas costeros: la organización como base principal para el fortalecimiento local y la defensa de los derechos colectivos, el monitoreo comunitario como una estrategia para la difusión de la información y la documentación de casos de destrucción o contaminación, así como la recuperación directa de los manglares por medio de la reforestación con participación  local. Pero el trabajo no se ha quedado ahí, también la COGMANGLAR ha realizado intercambios de experiencias entre varios países de la región. En el 2013 y 2014, participó activamente compartiendo sus experiencias de lucha, con comunidades de El Salvador, lo cual contribuyo a la conformación de una Asociación de Comunidades del Manglar en Bahia Jiquilisco. Las realidades de las comunidades costeras de El Salvador y Guatemala son muy similares. Tanto allá como acá, enfrentan grandes y poderosos intereses de actividades industriales y turísticas a gran escala, y de la agroindustria, que intentan acaparar sus territorios. Además de enfrentar los sistemas políticos que muestran poco interés y voluntad para la defensa del manglar.

Pero el camino por la defensa de los manglares es largo y continúa, porque las costas donde se encuentran son lugares altamente estratégicos, y ante ese panorama sabemos que solo la unión puede hacer la fuerza.

Cuando visite usted áreas de manglar, utilice servicios turísticos comunitarios, hospedajes y comedores donde las comunidades puedan ser directamente beneficiadas del turismo. En lugares como la Reserva de Usos Múltiples Monterrico, existen guías locales que ofrecen recorridos a las zonas de manglares. Pueden avocarse en las oficinas del Centro de Estudios Conservacionistas de la Universidad de San Carlos y en las instalaciones del tortugario del CECON, en Monterrico. Consuma productos del mar y de los manglares que provengan de la pesca artesanal, y asegure que los camarones que coma no provienen de la industria camaronera.