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Noticias reversibles. ¿Te pondrás la vacuna?

Rómulo Mar

En Guatemala, las noticias del COVID-19 vuelven a copar los titulares de prensa con un virus muy activo, se suceden una tras otra ahora que la vacuna inyecta optimismo a la humanidad. Prensa Latina informaba, en su edición del domingo 10/1/21: «El tablero del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social volvió a registrar más de 700 contagios diarios y los hospitales mantienen al tope sus salas de cuidados intensivos». El lunes 11 de enero, el presidente Giammattei amenazó con cerrar el país de nuevo ante los más de mil casos positivos registrados el fin de semana antepasado. El día 12, el Ministerio de Salud reportó mil ochocientos infectados, y al alza. Estas noticias solo vienen a confirmar que la situación en Guatemala, en términos generales, ha estado grave desde el inicio de la pandemia, sin tregua alguna, y ahora peor con el relajamiento total.

Ante tal panorama, es incomprensible la lentitud con que el Gobierno ha empezado a realizar las acciones pertinentes para conseguir la vacuna, pues las informaciones acerca de su creación y disponibilidad han estado a la orden del día. Otros países vecinos van muy adelante, la han adquirido y comenzaron a aplicarla, lo que traerá como consecuencia la vuelta a la normalidad en sus respectivos territorios sin los correspondientes riesgos, tales los casos de México y Costa Rica. Ambos Estados convocaron a jornadas de vacunación ¡desde mediados de diciembre pasado! Son tres las vacunas más confiables o más promovidas y disponibles en el mercado: la de Pfizer, la de Moderna y la de Astra-Zeneca. Cuatro son los países que han liderado su fabricación: Reino Unido, Rusia, China y Estados Unidos.

Por fin, el 12 de enero se encendió con intensidad esa luz de esperanza a punto de convertirse en realidad, con una alentadora nota al aprobar el Congreso «la norma que faculta al Ministerio de Finanzas para readecuar hasta Q1 mil 500 millones del gasto de 2020 a favor del Ministerio de Salud para la compra de vacunas». Paralelamente, en algunos departamentos, las autoridades respectivas han llevado a cabo reuniones con el propósito de preparar planes para su administración. Esperemos que todo marche bien y que esa voluminosa bolsa, de paso, no se vuelva botín para los corruptos.

Pero el combate al coronavirus plantea otros inconvenientes, ya que también está el cruce de informaciones, unas falsas, otras verdaderas. Por un lado, está la necesidad de inmunizarnos, pero por otro, están los rumores de que a través de la vacuna se implantará en los ciudadanos un microchip con el propósito de mantenernos controlados. Y para colmo de males, corre la versión de que la vacuna podría alterar el ADN del recipiendario. Solo falta que inventen que este virus invasor es parte de un plan conspirativo de Elon Musk para colonizar Marte. Tremendo. El asunto es que la gran mayoría de connacionales quedamos en el limbo un tanto confundidos e indecisos. El temor es grande en ambas vías, o nos contagiamos o nos sometemos al control de los poderosos. Gran dilema. Hay que sumar el dato de que, en algunos casos, dicen, las reacciones a cada vacuna son severas, lo que ocasiona un temor más. Qué complicadas son nuestras sociedades.

En el caso de que corramos con suerte y finalmente se ponga a nuestra disposición el tan ansiado inmunizador, vale recordar que el gobierno de Giammattei ha anunciado que “Los grupos priorizados para recibir las primeras dosis son: personal de Salud (sector público y privado), miembros de los cuerpos de socorro, maestros, seguridad pública, población mayor de 60 años, y población de alto riesgo (entre 18 y 60 años)”. También se debería contemplar al estudiantado en general, para que la educación vaya de nuevo sin contratiempos. Y de acuerdo con datos del mismo Gobierno, las vacunas contra COVID-19 que se adquirirán podrían cubrir a 8.4 millones de guatemaltecos este año 2021. ¿Y el otro cerca de doce millones de personas? ¿Por qué no se hace el esfuerzo de cubrir a toda la población? Hasta temo que se abra una nueva forma de discriminación social: los vacunados viendo mal a los no vacunados, estigmatizándolos.

En conclusión, no todo parece presentarse negativo, hay una segunda gota buena: las autoridades han manifestado que la dosis de inmunización será gratuita. Vaya, sí que está bien, aunque es con el dinero del pueblo que se comprará, ¿verdad? Por último, me rebota la pregunta: ¿yo me pondría la vacuna en la remota posibilidad de que por suerte me la ofrecieran? Sí, por supuesto, pero esperaría hasta el último momento, no porque no crea en ella, sino porque siempre he sido reacio a las medicinas. Y deseo que haya para todos. Y tú, ¿qué? ¿Crees que de verdad nos marcarán como a ganado vacuno? La distopía se acentúa.

Rómulo Mar. Es escritor y fundador del canal de videos Letras en Directo y del periódico impreso El Revisor. En 2018, por acuerdo municipal del ayuntamiento de Chiquimula, fue declarado “Valor Cultural del departamento de Chiquimula”. Ocho libros publicados: dos de poesía, dos de cuentos y cuatro novelas.