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Mujeres…recuperando Las Diosas en Nosotras

Acompañando a niñas, adolescentes y mujeres (en su mayoría en condiciones de desigualdad y violencia) en diversos procesos para su sanación y recuperación de su poder en Guatemala, me pregunto frecuentemente… ¿en qué momento las mujeres pasamos de ser diosas y seres sagrados y de sabiduría, a ser oprimidas, excluidas y violentadas por razón de nacer mujeres?  ¿Cómo éramos vistas anteriormente? Hoy, que es Día Internacional de la Mujer, quiero hablar sobre el poder que las mujeres han tenido en diversas culturas ancestrales y milenarias, es contrario a lo que sucede en nuestra era “moderna”, pues esas diosas internas de cada mujer están atrapadas por una cultura machista y misógina.

Diosas, guerreras, sabias y abuelas

En las diferentes culturas y pueblos del mundo existe diversidad de mitologías, narraciones, leyendas, historias donde las mujeres figuran desde diferentes roles. Por ser tan extensas, hablaré sólo sobre las mujeres o energías femeninas que aportaron a la historia desde dos grandes civilizaciones: la maya y la griega.

La mitología griega cita a doce diosas y dioses olímpicos, de las cuales 6 son mujeres. Según los griegos estos dioses y diosas eran los y las más poderosas, y les llamaban olímpicos porque se reunían en el Monte Olimpo, la montaña más alta de Grecia para discutir sus asuntos.

Las diosas del olimpo Atenea, Artemisa, Hestia, Afrodita, Hera y Deméter, como cita Jean Shinoda Bolen en su libro Las diosas de cada mujer, eran deidades veneradas sobre todo por las mujeres de la antigua Grecia; las vocaciones o funciones en sus vidas eran entregadas a cada diosa en particular.

Atenea diosa de la sabiduría, ciencias y estrategia. Personifica a las mujeres lógicas, guiadas por la razón, equilibra la emocionalidad y el pensamiento. Inspira a mujeres lideresas, guerreras, estrategas pasando por lo político, académico, económico y social.

Artemisa diosa de la caza y de la luna, personifica el espíritu femenino independiente, inspira a las mujeres a buscar sus propias metas en terrenos de elección propia. Fue protectora de las jóvenes, especialmente de adolescentes que sufrían violaciones constantes.

Hestia diosa del hogar, brinda un sentido de armonía, mantenedora del fuego en el templo, iluminadora espiritual y de sentido a la vida.

Afrodita diosa de la belleza, amor y sexualidad. Impulsa en las mujeres la creatividad, simboliza el poder transformador y creativo del amor.

Deméter representa a la madre que nutría a todas las diosas, siendo protectora y generosa. Está asociada principalmente a la naturaleza, agricultura y fertilidad de la tierra, y es la portadora de las estaciones climáticas.

Hera diosa del matrimonio y el nacimiento, fuerza poderosa de alegría y dolor, orientada al matrimonio, la unión de pareja, entregada al matrimonio, al esposo y a la vida conyugal.

Las diosas nos son familiares no solo por tener atributos humanos, como emociones, conductas y apariencia física, sino por tener un valor arquetípico, es decir, simbolizan modelos del ser y hacer que reconocemos colectivamente de forma inconsciente. Las diosas representan diversidad, poder, antagonismo, particularidad, retos y desafíos.

La presencia de las diosas y/o energías femeninas también se encuentran narradas desde la cosmogonía maya, en el Pop Vuh. Tres diosas principales son nombradas en el Libro Sagrado de los Mayas, Ixmukane, Ixchel e Ixquic; cada una ha ejercido sus dones en el mito de la creación de la tierra y del ser humano.  Estas diosas son nombradas en ceremonias mayas, en procesos de sanación e incluso, muchas mujeres las llevan por nombre.

Ixmukane diosa dadora de vida, diosa del maíz, bondadosa y amorosa. Se le atribuye la creación del ser humano, junto a su compañero Ixpiyacoc. Ixmukane es considerada una de las abuelas más antiguas del tiempo maya.

Ixchel diosa de la luna, la fertilidad y el agua. Su energía rige los nacimientos y teje los destinos, se le refiere como anciana de la luna creciente, la diosa Ixchel se manifiesta en cuatro colores rojo, morado, amarrillo y blanco, colores asociados a los cuatro rumbos del universo.

Ixquic representa la evolución femenina, fuerza y vigor. El mito de la doncella del inframundo personifica la curiosidad de la diosa, ejemplifica el proceso de germinación ascendiendo desde el inframundo a la superficie de la tierra.

La cosmogonía maya ofrece una visión importante de la dualidad y la complementariedad, fuerzas opuestas que se atraen y se complementan, dos de estas fuerzas: la energía femenina y masculina, vital para la creación, armonía y equilibrio en el universo, además de ser una propuesta clara de equidad hablando desde una perspectiva de género.

¿Cómo perdimos nuestros poderes?

Los mitos y narraciones de la vida de las diosas, nos invitan a reflexionar sobre la existencia de tiempos “pre-patriarcales” en donde los dioses hombres gobernaban la tierra, los cielos, mares y los dones y poderes de las diosas quedaban ligados principalmente a la familia, la sexualidad y la fecundidad.  Sin embargo, lo que hace poderosas a estas diosas, abuelas y/o energías femeninas es su rol fundamental en la creación de la vida y no únicamente desde la fecundidad, va más allá, desde la creatividad, curiosidad, valor, fuerza, sacralidad, poder y adaptabilidad de cambiar el curso de su historia.

Muchas diosas se encuentran atrapadas en mujeres por razón de estereotipos, prejuicios, violencias y desigualdades. Internamente reside una o varias diosas en cada mujer, sin embargo, el mundo externo machista y racista oprime y reprime los poderes de cada una de las diosas, afectando a nivel global la energía, vida y aspiraciones de las mujeres, desde diferentes ángulos como lo cultural, social, económico, político, profesional, académico y espiritual.

¿Cómo reconectarnos con nuestras diosas internas?

Me gustaría citar tres (de muchas) ideas principales que Jean Shinoda Bolen en su libro regala a todas las diosas en cada mujer:

Toda mujer tiene el papel fundamental en el desarrollo de la historia de su propia vida”. Esto quiere decir que el poder se recupera cuando se ejerce el derecho de decidir, y ese poder se hace más fuerte cuando se hace en colectividad, decidir desde las aspiraciones, sueños y motivaciones propias y colectivas, en libertad, sin ataduras del “qué dirán” o de los mandatos familiares e imaginarios desiguales del ser mujer; es decir, decidir desde el poder interior.

Las mujeres son protagonistas o heroínas de las historias de su propia vida”. Cada mujer vive realidades y condiciones de vida distintas, a muchas les toca ser heroínas, guerreras, creadoras, lideresas, sanadoras, etc. Por eso, es importante reconocer que podemos ser lo que queramos, manifestando el poder sagrado y ancestral que nos acompaña.

“Cuando las mujeres se vuelven conscientes de las fuerzas que influyen en ellas, ellas obtienen el poder que ese conocimiento proporciona” ¿Qué modelos de mujeres les han influido? ¿Son conscientes de la diosa/diosas internas que habitan en cada una? Reconocer a las diosas en las mujeres brinda un paradigma transformador y poderoso para comprenderse y verse a sí mismas como seres sagrados, valientes, fuertes…

Históricamente las mujeres han enfrentado tiempos difíciles: femicidios, violencias, discriminaciones, exclusiones…  Por esta razón, te invito a que juntas cambiemos el discurso por guerreras, fuertes, poderosas, tomadoras de decisiones, creadoras y todos aquellos adjetivos que permitan conectar con las diosas de nuestro interior.

Karen Legrand-Méndez es Psicóloga Comunitaria y colaboradora frecuente de Revista EntreMundos.

Foto de portada: https://www.mitologia.info/alom/