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Una realidad que va más allá de lo corporal y banal

Sadie García

El autocuidado va más allá de la atención física que el cuerpo requiere, por supuesto es precisa y necesaria, y de alcanzar un prototipo, a veces, o casi siempre inalcanzable, construido desde los parámetros sociales basados en la insatisfacción y el consumismo.

Hablar de la mujer y el autocuidado en esta sociedad influenciada por sistemas patriarcales y sumamente masculinizada, conlleva  abordar el tema desde un  punto de vista físico y en un menor porcentaje desde un aspecto cognitivo; y es que los argumentos que se dan al hablar del cuidado de la mujer aún se encuentran sujetos a los estereotipos impuestos sutilmente por los medios de comunicación y los sistemas de creencias sobre lo que es una “mujer empoderada” influenciados por las grandes pseudo figuras femeninas, que principalmente las redes sociales suelen promover. 

Nos preguntamos, entonces, ¿qué es realmente el autocuidado en la mujer? 

Desde una mirada integral y justa para la mujer, como bien dice Clarissa Pinkola; en la frase que cito al final del texto, “ser nosotras mismas hace que acabemos exiliadas por otros”. En donde nos habla de la valentía de ser una misma en cualquier escenario, en cualquier contexto y sin importar ante quién estemos, siempre permaneciendo sinceras a nuestra identidad.

Así, hemos de volver a lo primordial, hacia esa mujer conectada con su lado salvaje que no está de acuerdo con lo implantado al intentar corromper su libertad, negando el crecimiento personal; es esto realmente el cuidar de sí misma, serse fiel, encontrarse y dejarse fluir, se escribe fácil, se lee aún más, pero es un proceso; es un largo camino de transformación.

Transformar todos los sistemas de creencia acerca de este tema en las mujeres de nuestro contexto, significa empezar a resignificar lo que realmente es cuidarse y habitarse. Para esto es sumamente importante crear redes de apoyo con nuevas ideologías, basadas en la sororidad y el fortalecimiento de la energía femenina, en donde se empodere a la mujer desde el amor y no desde las heridas y el miedo a no encajar en un sistema lleno de apariencias y vanidad; espacios en donde se trasciendan los pensamientos limitantes acerca del bienestar y se generen creencias de autenticidad, aceptación y poder, en cada mujer y en todas las generaciones existentes y por venir.

Sí, históricamente las mujeres hemos sido sometidas y domesticadas bajo estándares sociales establecidos por un sistema patriarcal; exiliadas y sometidas al pensamiento que estar bien y “auto cuidarse” es encajar en patrones de belleza físicos únicamente, la buena noticia es que estamos en nuevos y mejores tiempos para que cada mujer se levante y se encuentre así misma. Y como dijo la gran Nina Simone “El amor, así como la libertad, son situaciones y sentimientos difíciles de explicar. Necesitan práctica, necesitan ser experimentados. No se quedan nunca en lo banal de un concepto” ese es el camino para un buen autocuidado, empezar por cada una a experimentar el habitarnos, el ponernos en primer lugar, el ser libres y volver a nosotras mismas.

Una mujer habitada, empoderada y fuerte desde el propio amor a ella, transforma realidades, crea nuevos y mejores escenarios, incidiendo así en su familia, comunidad y en consecuencia a su patria. El autocuidado va más allá de la materia, es un acto de revolución y amor, un ritual para volver a ser, lo que un día se nos fue negado.

“Ser nosotros mismos hace que acabemos exiliados por muchos otros. Sin embargo, cumplir con lo que otros quieren nos causa exiliarnos de nosotros mismos”.

 Clarissa Pinkola,

Mujeres que corren como lobos 

Sadie Melissa García Citalán 

Terapeuta Holística

Coordinadora local Proyecto Buena Semilla 

garciasadimeliss@gmail.com

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