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Cantón Chicuá, una comunidad con visión ecoturística para el Volcán Cerro Quemado

Cantón Chicuá, una comunidad con visión ecoturística para el Volcán Cerro Quemado

POR MARÍA RECINOS

El cantón Chicuá, se encuentra ubicado a solo 15 minutos del centro de Quetzaltenango. El nombre de la comunidad Chicuá proviene etimológicamente del idioma K’iche’. Chi se traduce como “orilla” y cuá “pozo”, que significa “a la orilla del pozo”. Su territorio se considera ancestral por su alto valor espiritual y cultural.

El Volcán Cerro Quemado, también conocido como Volcán Almolonga o La Muela, se eleva a 3,197 metros sobre el nivel del mar y es un domo de lava con una importante historia eruptiva. Además, de su relevancia geológica, es reconocido como un centro de peregrinación espiritual visitado por practicantes de la espiritualidad maya, así como religiosos evangélicos y católicos que realizan en el lugar retiros y jornadas de oración.
La comunidad tiene una larga historia de organización comunitaria.

Sus habitantes han demostrado un fuerte compromiso para mejorar sus condiciones de vida. Desde 1985, la comunidad manifestó su interés en aprovechar las visitas religiosas al Volcán Cerro Quemado como una oportunidad de desarrollo.

Ante la alta de oportunidades económicas y sociales en la localidad, a partir de 1995 inició un fuerte proceso migratorio hacia Estados Unidos. Sin embargo, ante este problema en 2005 los comunitarios iniciaron con la recaudación de fondos para mejorar el camino, construyendo carriles de piedra y cemento. Esta obra permitió el ingreso de todo tipo de vehículos y aumentó el número de visitantes al cerro.

Foto: Emma Gómez

Turismo comunitario

El 15 de mayo de 2012. La comunidad legalizó la Asociación de Agricultores y Ecoturismo para el Desarrollo Integral, Chicuá (ASAEDICH), con el propósito de promover el ecoturismo mediante la conservación de su patrimonio natural y cultural. Desde entonces, han impulsado procesos de planificación turística y se han definido como prioridad la gestión de financiamiento para la infraestructura turística.

ASAEDICH busca organizar las visitas y ascensos al Volcán Cerro Quemado, mediante planes turísticos, estrategias de conservación de la biodiversidad, servicio al cliente y acciones de mercadeo. El objetivo es que los beneficios económicos y sociales del turismo alcancen a toda la población del cantón Chicuá, contribuyendo a reducir la migración hacia los EEUU.

El 30 de julio de 2025, con el apoyo de organizaciones como Cercap, CDRO y ChildFund, se inauguró el “Parque Volcán Cerro Quemado”, cuyo principal atractivo es el ascenso al cerro Quemado. Este espacio está rodeado por un bosque pino-encino. El ascenso al Volcán, con su nivel de exigencia física, ofrece una experiencia única para aquellos que buscan conocer la naturaleza y la aventura. Dentro del cerro se encuentra El Encanto, área sagrada para la cultura maya, hogar del espíritu guardián de la montaña, Jun Noj o Juan Noj. Por su parte, los evangélicos utilizan El Desierto, una zona de campos de lava, como lugar de oración.

El cerro Quemado forma parte de un complejo volcánico de estratovolcanes, campos y domos de lava. Es el domo más grande y jóven, el único que ha hecho erupción (en 1765 y 1818). Su actividad latente se evidencia por la presencia de aguas termales y fumarolas. Alrededor de los campos de lava, se conservan bosques de pino-encino. La zona se caracteriza por bosques húmedos montanos bajos, con pinos, encinos, árboles latifoliados y epífitas, además de una importante biodiversidad endémica.

Entre los atractivos complementarios se encuentran los baños de vapor natural, generados por fumarolas activas y de gran valor cultural. Tradicionalmente, las mujeres próximas a dar a luz y en el pos-parto realizan baños preparatorios y de purificación. Asimismo, tours de cultivos de cebolla y flor statice que representa un potencial para el agriturismo.

El esfuerzo de la comunidad Chicuá y de ASAEDICH ha abierto nuevas oportunidades que demuestran que el turismo comunitario puede ser una herramienta para generar desarrollo local, conservar el patrimonio cultural, y fortalecer la identidad comunitaria. Sin embargo, el alcance de este sueño requiere del apoyo de instituciones y de cooperación que permitirá consolidar un modelo de turismo comunitario.

Este emprendimiento, apuesta por una comunidad organizada, que protege su territorio, conserva sus bosques y las prácticas ancestrales, además ofrece a los visitantes una experiencia única de encuentro con la naturaleza y espiritualidad. Chicuá y el Cerro Quemado pueden convertirse en un referente de ecoturismo sostenible.