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Investigación; violencia obstétrica en mujeres indígenas

Investigación; violencia obstétrica en mujeres indígenas

Por Emma Gómez

De acuerdo a la investigación “Situación de la Violencia Obstétrica en Mujeres Indígenas Guatemaltecas”, la violencia obstétrica se define como el trato deshumanizado, el abuso de medicación y la patologización de procesos naturales por parte del personal de salud, lo que resulta en la pérdida de autonomía y capacidad de decisión de las mujeres sobre sus cuerpos y sexualidad. 

Este tipo de violencia es particularmente perniciosa porque se ejerce en momentos de gran vulnerabilidad para las mujeres y tiene un impacto significativo en su calidad de vida.

Los abusos que sufren las mujeres indígenas en los servicios públicos de salud incluyen desde abuso médico y falta de consentimiento informado durante el embarazo, parto y puerperio, hasta prácticas que rayan en la crueldad, tales como el padecimiento de sed, hambre y frío, según la investigación. 

Para las comunidades indígenas, las barreras lingüísticas, culturales y sociales establecidas por el sistema complican el acceso a una atención digna, describe el documento. 

Como parte del proyecto “Mujeres mayas enfrentando políticamente la violencia obstétrica como un problema de salud pública en Guatemala”, las organizaciones; Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSA) y Asociación Política de Mujeres Mayas (MOLOJ), realizaron esta investigación sobre el tema.

Según la investigación, este proyecto busca evidenciar y transformar esta problemática, promoviendo una atención digna, con pertinencia cultural y basada en los principios del Buen Vivir.

La investigación liderada por Verónica Sajbin, Silvia Solorzano y Teresa Laines se realizó en los servicios públicos de salud de los departamentos de Quiché y Chimaltenango, logrando evidenciar el desprecio hacia la medicina ancestral. En particular hacia las comadronas, cuyo rol es crucial en las áreas rurales.

En el departamento de Chimaltenango se realizaron entrevistas en los tres niveles de atención en Salud, siendo estos; un Puesto de Salud, un Centro de Atención Permanente (CAP) y el Hospital Nacional de Chimaltenango, como también el Hospital Tipo I en Tecpán. Además, se realizó una entrevista virtual con la Unidad de Atención de los Pueblos Indígenas e Interculturalidad (UNAPII), del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS). Mientras que en Santa Cruz el Quiché,  logró entrevistar al director del Hospital Nacional Santa Elena. 

El componente cualitativo de la investigación incluyó una muestra de 21 entrevistas semiestructuradas a las usuarias de Chimaltenango y Quiché, 7 de ellas de la comunidad K’iche’ y 14 de la comunidad Kaqchiquel; un grupo focal con comadronas en cada departamento (14 en total, 2 de ellas ladinas/mestizas y el resto del pueblo Maya) y dos entrevistas en profundidad realizadas en Chimaltenango.

Se hicieron 14 entrevistas al personal médico y enfermería en instituciones del  (MSPAS). En total, participaron 51 personas, según datos del documento. 

Se logró identificar y documentar la Violencia Obstétrica en los servicios públicos, prácticas discriminatorias contra las mujeres indígenas en particular. 

Mejorar la atención 

El fin de esta investigación es crear estrategias que promuevan la atención respetuosa de la identidad y diversidad de las usuarias, proponer indicadores que permitan medir, monitorear y prevenir la violencia obstétrica hacia mujeres indígenas y analizar las barreras que enfrentan las mujeres para denunciar.

Durante la presentación de resultados, Sajbin explicó que, “la investigación  se centró en dos departamentos con mayor parte de comunidad indígena, en donde hay evidencia en el impacto de la vida de las mujeres, porque ellas se sienten desorientadas y no logran entender por qué ese trato. Todo esto repercute en su recuperación y la adaptación a su ser de madre, porque han tenido una vivencia desagradable en su cuerpo”. 

Afirmó que identificaron varios tipos de violencia, pero sobre todo racismo y discriminación por no usar los idiomas locales. Las mujeres no comprenden los procesos y situaciones que están viviendo en ese momento y lo que puede venir o complicarse en el parto.

Otro tipo de violencia es que no se brinda información sobre la situación del recién nacido y se vive una angustia, “se llevan a los bebés y ellas no saben qué pasó”, eso también es violencia, afirmó.

Sajbin asegura que también documentaron casos de violencia física, como los “manotazos” para que se calmen y dejen de llorar. En cuanto a la violencia psicológica, señala que ocurre cuando les hablan solo en español y al no entender, las tratan de “tontas” por no captar la explicación.

Sajbin mostró su preocupación por los resultados de la violencia sexual que algunas víctimas reportaron durante la atención en los centros asistenciales. Algunas afirmaron que sufren este tipo de agresiones por parte de médicos, estudiantes o enfermeras. Entre los relatos están “no me gustó cómo me tocó”, “no me sentí bien de la forma que me miró”, “yo estaba expuesta y no estuve cómoda cuando pasaban a mirarme”, esas son manifestaciones, expresó.