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Incendios provocados por los narcos amenazan bosques vírgenes y maravillas arqueológicas

Los incendios forestales han arrasado al menos 80 kilómetros cuadrados en la reserva natural de Petén hasta que las lluvias del 4 y 5 de junio los apagaron. El gobierno guatemalteco declaró el estado de emergencia para luchar contra los fuegos.

El ministro guatemalteco de Ambiente y recursos naturales dijo, “la mano del hombre causó” los incendios y culpó a “grupos insidiosos” por el desastre en el área protegida de la Reserva de la Biosfera Maya.

Alma Polanco, jefa de del Consejo Nacional de Áreas Protegidas de Petén, culpo a organizaciones de narcotráfico por los fuegos. Explicó que los “narcoganaderos” empezaron los fuegos para aclarar tierras en áreas protegidas y crear líneas de transporte para envíos de droga, zonas de pastoreo para el ganado y limpiar terreno para plantaciones de palma africana, las cuales son cada vez más frecuentes y rentables para ser usadas para el lavado de dinero.

Polanco añadió, “Si no paramos esto, en los próximos años no quedará nada de la Reserva.”

Los 6 millones de acres de la Reserva de la Biosfera Maya están llenos de ciudades ancestrales. Hasta hace poco, el consenso antropológico mantenía que las ciudad el área de Tikal del 600 d.C fueron fundadas por inmigrantes de México Central, ya que no existían asentamientos anteriores a esa fecha. Pero más tarde, la excavación de El Mirador en el norte de Guatemala casi en la frontera con México, descubría una ciudad maya enorme, que incluye un templo mucho más grande que cualquiera de las estructuras de la famosa Tikal. La ciudad de El Mirador data de antes del 500 a..C, cuando más de un millón de personas poblaban el área.

La ganadería, especialmente de reses, es la causa principal del aumento de precios de comida, cambio climático y deforestación en Guatemala y a nivel mundial. Ganadería que aumenta su actividad gracias al interés de las organizaciones de narcotráfico.

Focos activos durante los últimos incendios. Foto: CONAP

Focos activos durante los últimos incendios. Foto: CONAP

Para llegar allí, la mayoría de los visitantes caminan por dos o tres días desde Carmelita, la última población antes de continuar el viaje a El Mirador. Cada noche acampan al lado de docenas de diferentes ciudades antiguas maya que ocupan todo la cuenca de El Mirador , que cubre un área de más de 2000 kilómetros cuadrados, La cuenca es el hogar de cinco tipos diferentes de bosque tropical, mientras que en el área de Tikal encontramos solo dos.

Muchas de estas ciudades antiguas que aún esta por excavar están en riesgo permanente de ser dañadas por los fuegos. A pesar de la condición de ser el más grande y único bosque intacto en Centro América, su increíble diversidad que incluye más de 180 especies diferentes de aves, especies en peligro de extinción como el jaguar y las increíbles maravillas arqueológicas, los fuegos provocados por el hombre son tan comunes como estas maravillas por Petén. Richard Hansen, el arqueólogo jefe de El Mirador dijo que datos satelitales muestran que la Península del Yucatán pierde 500 kilómetros cuadrados de selva virgen cada año y que la cuenca del El Mirador esta en peligro.

Solo en los primeros cincos meses de 2016, El Sistema de Prevención y Control de Fuegos de Guatemala registró 116 incendios en Petén.

Incendio activo en Petén. Foto: CONAP

Incendio activo en Petén. Foto: CONAP

Tomás Barrientos, arqueólogo excavando un sitio al sureste de Petén llamado “La Corona” explicó que, “se están aprovechando” de la larga temporada sin lluvias, un síntoma de cambio climático, “para quemar los bosques e invadirlos…estos son métodos de intimidación de invasores ilegales.”

En la página de Facebook del proyecto arqueológico de La Corona publicaron una sentida súplica en respuesta a los últimos incendios:

Los arqueólogos de las tierras bajas maya, somos privilegiados por trabajar en uno de los lugares más maravillosos del mundo. Las junglas del norte de Petén en Guatemala están llenas de sorpresas, belleza y asombro. Cada año, es un placer trabajar aquí a pesar de los muchos inconvenientes y dificultades.

Este privilegio trae consigo un gran coste. Trabajando aquí somos ,de una manera u otra, responsables de su conservación. Quizá dentro de las situaciones más complicadas que he afrontado (físicamente, mentalmente e incluso emocionalmente) aquí ha sido el trabajar y monitorear las cinco líneas de fuego que amenazaban el oeste de La Corona. Estas líneas son brechas realizadas por los trabajadores de WCS, CONAP, el ejército de Guatemala y nuestro pequeño equipo arqueológico en respuesta a los incendios provocados que suceden muy a menudo cada año al oeste de nuestro sitio. Estos esfuerzos defensivos son extraordinarios y todos los que los coordinan y se encaminan dentro de la jungla para crear estas brechas son eco-héroes. Les debemos nuestros bosques.

Ayer, inspeccioné una de estas líneas y, como siempre, mi corazón se estremeció y lloró ante la devastación que estas líneas defensivas han provocado en esta jungla inmaculada. En mis 10 años de trabajo en La Corona, casi cada año hemos luchado contra las llamas amenazantes. Y cada año, duele ver las cenizas, sentir el calor y oler el bosque quemado. Se siente como me imagino que el infierno es.

Hacemos muchas cosas importante como arqueólogos; pero considero que mi colaboración con los compañeros de WCS, CONAP y el ejercito de Guatemala para resistir y mantener estas líneas defensivas es una de mis responsabilidades más importantes. Estoy feliz de poder formar una pequeña parte de este esfuerzo.

Mi excursión ayer para visitar las líneas me sirvió como recordatorio de que si queremos tener un Petén para nuestros hijos, los estudiantes, el clima, este esfuerzo no puede fallar.

Un artículo de 2014 “Política de drogas como política de conservación” en la revista Ciencia explica como los cárteles mexicanos cada vez más reciben cargamentos de cocaína directamente en Guatemala y Honduras, debido a sus “fronteras porosas, a la corrupción, y la débiles instituciones públicas.” En el este de Honduras y Petén en Guatemala, “ Una cantidad sin precedente de cocaína se mueve en la región coincidiendo con un periodo extensivo de pérdida de bosques.” En algunas partes de la Reserva de la Biosfera Maya, el incremento de la actividad del narcotráfico ha provocado una pérdida anual de bosques del 10%.

Imagen de incendio activo en Petén en mayo de 2016. Foto: CONAP

Imagen de incendio activo en Petén en mayo de 2016. Foto: CONAP

“Propietarios locales, productores de palma africana, especuladores de tierra y traficantes de madera se han involucrado en el tráfico de drogas, son narco-capitalistas que incentivan y aumentan cada vez más sus actividades.” Grupos indígenas y campesinos con peticiones y derechos legítimos a la tierra en áreas protegidas denuncian “no tener poder frente a los sobornos, el fraude de propiedad y la brutalidad utilizada para despojarlos de sus tierras.” Mientras, las organizaciones de narcotráfico tienen “nuevos y poderosos incentivos” para intentar aclarar y ocupar tantas tierras estratégicas como puedan: pueden lavar dinero a través de la ganadería y el cultivo de palma africana a la vez que mantienen estos bienes alejados de competidores.

Este artículo ha usado investigaciones del informe de 2013 de la Organización de Estados Americanos titulado “El problema de las drogas en las Americas.”