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Cuando la seguridad va más allá del rótulo de «vecinos organizados contra la delincuencia»

Por: Cristina Fernández-Cabaleiro

En cualquier ámbito de la vida, la organización es una estrategia de potencial valor, y si nos referimos al ámbito de la seguridad ciudadana, es una efectiva herramienta a plantearse.

Todos hemos sufrido la agravante y tan injusta situación de inseguridad y desprotección en nuestra ciudad. Hechos sin precedentes, que han empezado a tomar dominio y espacio en cualquiera de las esquinas, calles, plazas y ubicaciones de la bonita y -hasta hace algún tiempo-, tranquila ciudad colonial de Xela, nos han conmovido y decepcionado. La realidad es que, a pesar de la fortaleza y el carácter optimista que tanto caracteriza al guatemalteco y por ende a la ciudadanía quetzalteca, la situación además de impotencia, genera intranquilidad y desconfianza, por lo que, nuestra vida y costumbres, están viéndose afectadas y determinadas por el miedo a ser sujeto de cualquier acto violento e injusto. La pregunta es… ¿qué opciones tenemos para frenar dicha situación de degradación e iniciar un proceso de paz y convivencia en nuestras calles?

Siempre existe la opción de lo que debería ser el ejercicio del orden público por quienes ostentan los puestos correspondientes. En la tristeza guatemalteca, sentarnos a esperar un ejercicio de responsabilidad por parte de autoridades de seguridad, sería un acto cuanto menos, idealista, si no ilusorio o ineficaz. Ante dicha inacción, la alternativa que nos queda es ejerce nuestra propia ciudadanía, por medio de la organización en el vecindario, el barrio, en la población. Alguna vez he escuchado la frase “somos más nosotros, sólo que no estamos organizados” y hay mucho de razón en ello. Por eso, quiero contarles mi propia experiencia y la de mi vecindario.

En lo que corresponde a mi particular vivencia en la zona 1, he podido comprobar que, tras la puesta en marcha de pequeñas acciones de ciudadanía organizada, el ambiente de la zona ha dado un giro excepcional. Por ahora, es un proyecto muy incipiente, que tan solo ha dado sus primeros pasos; sin embargo, se ha propiciado un efecto multiplicador en la sensación de seguridad y protección del grupo de vecinos. Nuestras acciones han incluido un recorrido de identificación y un mapeo de vecindario en el que reconocemos con cara y nombre a quienes comparten el mismo espacio residencial que nosotros. El hecho de conocer con nombre y apellido al vecino de enfrente y al de más allá, es la primera medida imprescindible para el establecimiento del plan de acción, ante la presencia de malhechores o sospechosos.

Ante la inseguridad que se vive actualmente en Quetzaltenango, y otras partes del país, estos rótulos han dejado de ser efectivos.

Otra de las acciones ha sido la iluminación de las zonas oscuras, con luz particular o mediante la solicitación a la empresa eléctrica de la reparación del alumbrado público. También, puedo mencionar la rehabilitación de edificios abandonados que sirven de “guarida” a maleantes. Hemos mantenido también un vínculo con la estación de policía más cercana, con comunicación directa y centralizada en un responsable, para que esta persona sea el canal de comunicación y portavoz de la zona. La creación de un grupo en alguna red social (WhatsApp, por ejemplo), es también muy útil, incluyendo a la totalidad del vecindario y denunciando a sospechosos en la zona, así como coordinando acciones para realizar al respecto.

Por supuesto, no se pueden dejar de mencionar las medidas ya tradicionales, como las cámaras, la instalación de alarmas o los famosos gorgoritos. No quiero olvidar, además, la incidencia política que debe ser estrategia paralela a toda esta línea de acción, para hacer conciencia y generar presión en los que son los responsables de nuestra protección. En nuestra experiencia, a pesar de estar iniciando, cada día encontramos nuevas ideas y acciones que -sin resolver de raíz el problema-, han aportado a nuestra cotidianidad la tranquilidad y armonía que habíamos perdido e incluso ¡nos ha permitido hacer algún nuevo amigo o amiga en el barrio!

Les animo a iniciar un plan similar y disfrutar el beneficio de construir un ambiente de paz en el que se envuelva su hogar.

Cristina Fernández-Cabaleiro es originaria de España pero vive desde hace varios años en Quetzaltenango, Guatemala, en donde es promotora de un comité de seguridad en el barrio donde reside. Es Psicóloga y Couch profesional.