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Fuerza desde las comunidades

POR EMMA GÓMEZ

Te has preguntado de dónde provienen los alimentos que hoy has consumido ¿Son industrializados, procesados o de origen orgánico?

Alguna vez alguien publicó en una red social una foto y la describió así: “He cosechado un rábano que es rábano”, al inicio no entendí la frase, pero luego de pensar un poco sobre ese post me di cuenta que tenía mucha razón. Hoy no sabemos cómo han sido producidos la mayoría de alimentos que tanto hombres como mujeres tenemos en nuestra mesa para disfrutar de frutas, legumbres y verduras de calidad. Algunas personas le llaman a esto seguridad alimentaria pero en realidad es soberanía alimentaria.

Para este artículo, que es coordinado con la organización Lagun Artean, entrevistamos a Awex Mejía Cipriano, representante de la Asociación Ceiba e integrante de la Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala (REDSAG), para que profundizará un poco más sobre el tema.

Mejía es una joven maya y activista quien asegura que es fundamental hablar de soberanía alimentaria por la prevalencia del sistema capitalista y el racismo que imponen nuevas formas de pensar, ser y consumir. Esto ha llevado al despojo de tierra, agua, semillas y conocimientos de los pueblos indígenas, vulnerando el derecho humano a la alimentación, exacerbando la pobreza y el hambre en la población mayoritaria en Guatemala. “Es indispensable abordar la defensa de la soberanía alimentaria y exigir el cumplimiento de todos los derechos humanos de pueblos indígenas”, indica.

La asociación Ceiba hace incidencia desde varios espacios para fomentar y promover el tema. Entre los principales proyectos que implementa Ceiba en las comunidades están: la promoción de la agroecología desde los conocimientos y prácticas ancestrales para contribuir al cuidado de la biodiversidad. Impulsar la soberanía como una acción política para la defensa del territorio cuerpo-tierra, desde acciones técnicas, de gestión e incidencia a nivel municipal, departamental y nacional. Cada uno de los procesos prioriza la organización, participación y fortalecimiento de conocimientos para promover y defender la soberanía alimentaria desde el nivel familiar y comunitario.  

Producción y conexión

De acuerdo con el Movimiento Campesino Internacional denominado La Vía Campesina, la soberanía alimentaria se define como “el derecho de los pueblos a producir sus propios alimentos, nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, también abarca el derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo”. Así, se puede decir que la soberanía alimentaria va más allá de solo la búsqueda de los pueblos indígenas para acceder a alimentos, sino que reconoce que los pueblos indígenas y comunidades campesinas tienen el derecho de establecer desde sus cosmovisiones la forma de producir sus alimentos, la forma de consumirlos y de decidir qué herramientas emplearán, teniendo como eje central la complementariedad y el cuidado recíproco de la madre tierra, explica Mejía.

A diferencia, la seguridad alimentaria se define como la disponibilidad y acceso a alimentos nutritivos que deben tener las personas, garantizando que estos sean estables en cada etapa del ser humano para asegurar su desarrollo integral.

Por tanto, hablar de soberanía alimentaria y seguridad alimentaria no implica hablar de sinónimos, más bien plantea una complementariedad entre ambos conceptos. La soberanía alimentaria garantiza el derecho de los pueblos indígenas y las comunidades campesinas para mantener la titularidad de sus tierras, el acceso al agua, la protección de las semillas nativas y el aplicar sus conocimientos en la producción de alimentos desde sus cosmovisiones; priorizando el cuidado de la madre tierra, las prácticas de conservación y protección para garantizar la disponibilidad y el acceso a alimentos sanos y nutritivos (seguridad alimentaria), sin crear una dependencia externa que deteriore los sistemas alimentarios y vulnere el derecho humano a la alimentación, enfatiza.

Los pueblos indígenas y comunidades campesinas históricamente han desarrollado sus propios sistemas alimentarios, lo cual ha permitido garantizar la disponibilidad y el acceso a alimentos sanos y nutritivos. Ellos aplican conocimientos ancestrales y científicos desde sus cosmovisiones, por eso es necesario que cuando se aborden las causas del hambre y la pobreza, se cuestione el sistema alimentario impuesto y las realidades desde la comunidad, que se revaloricen las prácticas alimentarias para la producción de alimentos y los mecanismos de acceso desde un enfoque solidario y justo para todas y todos.

En el caso de Guatemala, el gobierno central y las políticas estatales no reconocen la soberanía alimentaria, pues el tema se aborda únicamente desde la perspectiva de seguridad alimentaria, donde se desarrolla una serie de políticas y proyectos que implementan desde las secretarías y entidades gubernamentales, centrándose únicamente en la disponibilidad y acceso a alimentos sin atender las causas estructurales del hambre y la pobreza, describe.

Sin embargo, como activistas impulsan la soberanía alimentaria y se ha defendido desde las comunidades y organizaciones de sociedad civil, como una apuesta política para exigir la titularidad de tierras en pueblos indígenas, el acceso a agua, y la no privatización de las semillas y los conocimientos ancestrales, como elementos fundamentales para caminar hacia la soberanía alimentaria.

Complementariedad con la tierra

Bien dicen que la tierra debería de ser de quien la trabaja, pero en Guatemala esto no aplica porque se han despojado y explotado los bienes naturales. Desde las comunidades se defiende la tierra y todo lo que provee, no solo es recurso sino bienes, porque es un todo.

Las organizaciones ven fundamental reconocer que la soberanía alimentaria debe darse desde las comunidades, por son ellos quienes conocen las formas y medios para promoverla y defenderla, y es necesario que la niñez y la juventud reconozcan su importancia para que se generen más espacios comunitarios para realizar intercambios de conocimientos en torno al impulso y defensa de la soberanía alimentaria. Se debe dar seguimiento a políticas municipales que prioricen la promoción del tema y la transmisión oral de los sistemas alimentarios, principalmente el sistema milpa.

“El hambre y la pobreza no puede seguir siendo una estrategia de dominio de las elites, el despojo y el saqueo de los territorios indígenas debe cesar, la soberanía alimentaria debe reconocerse como un derecho humano que deben garantizar los Estados”, puntualiza Mejía.

Leyes que amenazan

A nivel de las comunidades se está socializando la amenaza de la ley Monsanto, las agendas comunitarias de soberanía alimentaria que promuevan la conservación de semillas nativas y el rechazo a transgénicos, promoviendo casas de semillas nativas y criollas para fomentar su conservación.

Asimismo, se siguen sumando esfuerzos para realizar material de visibilidad que informe a la población sobre las implicaciones de la ley Monsanto. Aunado se vinculan espacios de diálogo e incidencia promovidos por Redsag para el rechazo de esta ley que pretendía privatizar las semillas y alterarlas genéticamente. 

Con la misma intensidad de lucha y resistencia las mujeres de Lucha Campesina de Euskal Herria, el País Vasco, en Europa, también proponen un modelo agroecológico para la producción de alimentos con un enfoque justo, sostenible y sano.

Según las lideresas la lucha por la soberanía alimentaria en este país es una lucha que busca concientizar a agentes sociales y políticas para la promoción de este modelo. Que la transición de lo industrializado a lo agroecológico sea para mejorar la condición de vida de todas y todos.

Aseguran que históricamente las mujeres han sido y son guardianas de este modelo de producción, que la industrialización es inevitable pero que es necesario hacer una transición para un modelo más sano y apoyar al campesino.

Ambas comunidades, Guatemala y el país Vasco, están conectadas desde la defensa del territorio y la producción ancestral de sus alimentos. Ahora sabemos que todo inicia desde la apropiación de conocimientos para lograr una soberanía alimentaria. Incluso podemos tener un huerto en el patio de la casa o consumir local.