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La calidad de vida de un perro callejero, es el reflejo de la vida en Guatemala

Esta es una edición de un artículo original escrito por Marie Struthers para Revista EntreMundos

¿Qué se debe hacer con los numerosos perros callejeros, muchos de ellos enfermos, que recorren las calles no sólo en Xela sino en toda Guatemala? Para Siomara Alonzo, la solución ha sido (desde hace 12 años) acogerlos, proporcionarles amor y comida para que se recuperen y luego encontrarles una familia que los adopte.

En la actualidad, la cuestión de los perros callejeros es una tema de urgencia en Guatemala, no sólo por el derecho de los animales a recibir un mejor trato sino por asunto de salubridad. Los perros callejeros amenazan la salud pública. La rabia es el principal –y a veces fatal– riesgo, pero las garrapatas, los parásitos intestinales, y otros microorganismos de los cuales son portadores los perros y que también pueden ser contraídos por seres humanos. Los perros callejeros causan accidentes de tráfico y sus heces se desechan en la basura general de las calles, contaminando el suelo y el aire. También se reproducen muy rápidamente, agravando todos los problemas anteriores. Es una grave situación para la población, en la que pocos quieren hacer algo al respecto.

Siomara es una persona que ha hecho la diferencia. Ella ha estado realizando la labor de acoger perros de la calle por muchos años y hoy en día alberga a más de 40, todos rescatados de enfermedades o del peligro de la calle, todos buscando un hogar. Pero su trabajo ha llegado a un punto de crisis: ya no hay más espacio en su casa para acomodar más perros.

Algunos perros tienen la suerte de recibir alimento y lugar en donde dormir. Sin embargo, pocos son quienes los esterilizan, por lo que la sobre población continúa. Foto: Diana Pastor.

Ahora, ella necesita urgentemente donaciones monetarias y de alimento para compensar los costos de alimentación que suman cientos de quetzales cada semana. “Es una emergencia. Hemos alcanzado nuestro límite y requerimos voluntarios, donaciones – ¡y personas para adoptar!” menciona.

La pasión de Siomara por los perros callejeros comenzó hace 12 años cuando trabajaba como voluntaria en una clínica veterinaria en Xela. La clínica atendía a algunos de estos perros, pero cuando salió del negocio no había otra opción que devolverlos a la calle. “Eso fue demasiado doloroso para mí, así que los llevé a mi casa,” explica ella. “No puedo soportar la indiferencia hacia los animales. Para mí, si una persona no es amable con los animales, hay una alta probabilidad de que no sean amables con otras personas». Eso, nos recuerda a la famosa frase de Gandhi, que dice:

«La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados» – Mahatma Gandhi.

Desafortunadamente, no todos piensan como Siomara. En varias partes del Quetzaltenango y otros departamentos del país, se han reportado envenenamientos masivos a perros y gatos en áreas públicas concurridas, además de colonias, condominios y lugares similares. Esto no sólo es una acción de crueldad hacia los animales, quienes mueren al ser víctimas del hambre, sino también es el reflejo de la ignorancia e irresponsabilidad que impera en el país, pues se prefiere elegir soluciones inhumanas a corto plazo que además de no remediar el problema de raíz, expone a otros animales (pájaros por ejemplo) y a personas vulnerables (niños pequeños, indigentes que comen de la basura, personas que viven del reciclaje o que se dedican a limpieza) a envenenarse.

La esterilización de los perros impide la reproducción y por lo tanto la sobre población, y también crea un ambiente más tranquilo para ellos. Como Siomara, otras personas individuales, así como organizaciones pro derechos y bienestar de los animales están colaborando con ello: organizan campañas de castración y esterilización a costos accesibles o gratuitas, se convierten en hogares temporales, trabajan en campañas de concientización sobre la importancia de ser responsables al tener una mascota, e impulsan iniciativas que permiten mejorar la convivencia entre los humanos y los animales.

Sin embargo, los esfuerzos no son suficientes, pues muchas personas por desconocimiento u obstinación, se rehúsan a castrar o esterilizar a sus mascotas y no son responsables con las crías de los mismos, abandonándolos a ellos y a sus padres a su suerte, o permitiéndoles salir a las calles sin supervisión. Así mismo, existen muchas personas que siguen comprando perros en lugar de adoptarlos, en especial perros «de raza» con la creencia de que éstos son mejores mascotas que los perros mestizos, pagando altas sumas de dinero a personas que se dedican a la explotación de animales y que lucran a costa de su sufrimiento y salud. Por si fuera poco, son contadas las autoridades gubernamentales que se interesan en el tema.

Perrita callejera en San Marcos. Foto: Diana Pastor.

No obstante, quienes tienen corazón para amar y ayudar a los animales, siguen en la lucha. En el caso de Siomara, ella, su hijo, y un voluntario que viaja todos los fines de semana desde la capital se encargan de la alimentación, la limpieza, el aseo, y las necesidades médicas de los más de 40 perros. “Uno no estará sólo si adopta,” dice Siomara, explicando que ella siempre está disponible para dar consejos y responder a las preguntas de quienes adoptan a los perros que ha rescatado, ayudando a buscar soluciones cuando ellos no tienen suficiente dinero y necesitan llevar a los perros al veterinario. Sin embargo, debido a la falta de adoptantes y la falta de espacio actual en casa de Siomara, ella ha recurrido a la castración y esterilización de perros que más tarde y con dolor de corazón, devuelve a la calle.

La mayoría de asociaciones que rescatan perros, como la de Siomara, tienen un protocolo establecido de adopción. Los requisitos varían, pero en la mayor parte de casos, los potenciales dueños deben indicar su residencia, demostrar historial de otras mascotas (si las han tenido) someterse a entrevistas y permitir que se les pueda visitar o estar dispuestos a brindar información en el futuro sobre la mascota que están adoptando. En opinión de algunos, no deberían existir requisitos para adoptar, pero desafortunadamente existen casos en donde las personas tratan a los animales como si fueran un juguete, que será objeto de su interés por un tiempo y que luego abandonaran o mantendrán en condiciones de negligencia al no querer hacerse cargo de su alimentación, educación y salud. Otros dueños, argumentan que al mudarse de casa, no tienen más espacio para ellos y por ello los regalan o los sacan a las calles. Siomara dice al respecto: “Mi prioridad es que los perros sean felices en su nuevo hogar, así que si no se adaptan bien, yo estoy lista para llevarlos de vuelta.”

Aunque ya existe una ley que protege a los animales, ésta presenta falencias y apenas cuenta con entidades estatales que puedan darle cumplimiento a lo que propone. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación es el ente encargado de darle seguimiento a los casos de denuncia por maltrato animal, que incluye: organizar peleas de perros, vender animales en la vía pública o comer carne de perro o gato, así como dejar perros sueltos sin supervisión en la vía pública. Además, la eutanasia no está permitida, a menos de que sea efectuada por un veterinario autorizado y que sea sólo en caso de que el animal sea transmisor de enfermedades graves que pongan en riesgo la vida humana. Las denuncias han comenzado a presentarse, y aunque son muy pocas y los procesos son lentos, esta ley es una luz para ir disminuyendo poco a poco la crueldad animal.

En opinión de Siomara, Xela necesita un refugio para animales callejeros (en la ciudad de Guatemala existe ya un refugio municipal para perros callejeros y varias clínicas veterinarias asociadas que ofrecen servicios de bajo costo). También se necesita implementar más jornadas de castración y esterilización, al igual que contar con clínicas veterinarias gratuitas o de bajo costo. La ayuda de voluntarios es también fundamental; Siomara requiere ayudantes para realizar diversas tareas como cuidar, limpiar y alimentar a los perros; organizar y acompañarlos a citas veterinarias; y establecer contactos con restaurantes y empresas locales para obtener alimentos y otras donaciones.

Siomara dice: «La mayoría de las personas piensa: Oh…40 perros, ¡qué pesadilla! Y por supuesto ¡el precio es alto! Sin embargo, la satisfacción que yo recibo es inmensa, sobre todo durante la noche cuando todos están durmiendo pacíficamente. Los perros son felices tan sólo con tener donde comer, dormir y recibir una caricia al día.

Daisy y Perla. Foto: Diana Pastor

Si estás interesado en ayudar a los perros y gatos de la calle en Quetzaltenango, puede visitar el día domingo Pasos y Pedales un corredor familiar ubicado en la 4a. calle en la zona 3, para adoptar a una mascota, comprar productos o números de eventuales rifas que realizan, o enterarse de actividades como concursos, pasarelas para adopción de perros, entre otros. El horario es de 10:00 a.m. a 1:00 p.m.

Si quiere denunciar un caso de maltrato animal, puede acudir a comisarías de la Policía Nacional Civil y escribir a la siguiente dirección electrónica:  denunciasbienestaranimal.maga@gmail.com, (es mucho mejor si envía fotos y videos que evidencien el maltrato, pero sea cuidadoso y discreto al tomarlos). En Quetzaltenango, puede visitar la Oficina de Bienestar Animal en el MAGA en la 4a. Calle 21-53 Z. 3, Quetzaltenango, teléfono: 7767-4925.

Si quiere apoyar a Siomara Alonzo con comida, dinero, medicina o colchas para perros, puede contactarla aqui.

Si quiere ser voluntario en alguna asociación de animales en Quetzaltenango, contacte el servicio de voluntariado de EntreMundos y nosotros podemos arreglar esto por usted!

Foto de Portada: Perro callejero en el Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala – Flickr de Roberto Urrea.