Embarazos en adolescentes

El camino para reducir los embarazos a temprana edad

Por Eunice Ramírez Cotóm

Ser una persona adulta en este país es complejo debido a las pocas garantías que el Estado brinda para gozar de una vida integral, ahora bien, ser niña, agregando además la condición de indígena o rural, implica que las primeras etapas de vida sean abruptamente arrebatadas. Esta situación lamentable, ocurre con la gran mayoría de niñas y adolescentes convirtiéndose en madres a corta edad. 

La precaria calidad de vida de la niñez y adolescencia en este país se puede visibilizar en cifras sobre: la cantidad de niñas y niños que sufren desnutrición, el porcentaje de niños y adolescentes que viven en condición de pobreza y pobreza extrema, además de la niñez que es sometida a trabajo infantil. Ser niña es aún más complejo, ya que desde el seno comunitario la normalización de los embarazos a temprana edad condiciona la vida de las niñas y las adolescentes constituyéndose en un obstáculo para lograr el desarrollo humano. Una de las mayores consecuencias es que un alto porcentaje de estas adolescentes abandonan o retrasan sus estudios, asumiendo roles que no corresponden a su edad y para los cuales no están preparadas. 

No es normal 

Solo en el 2021, según datos que ha monitoreado el Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR) se registraron 2,041 nacimientos en niñas de 10 a 14 años, basado en lo reportado por el Registro Nacional de las Personas (RENAP).  Es indignante pensar en una sola niña que tenga que ser forzada a llevar el embarazo que ha sido producto de abuso sexual. El cuerpo, la mente y la condición social de las niñas no están preparados para consentir una relación sexogenital a tan corta edad. Estos abusos en su gran mayoría provienen de hombres adultos, que son cercanos a la familia y que pueden superar hasta cinco veces la edad de las niñas.

Otro dato que brinda el monitoreo realizado por el OSAR, es el de 72,077 adolescentes entre los 15 y 19 años de edad que en 2021 registraron el nacimiento de un hijo o hija.  El dato es igual de alarmante, debido a que por la condición de vida de las niñas en el país muchas de ellas podrían estar reportando el segundo o incluso tercer nacimiento. Es muy probable que hayan iniciado una vida en pareja antes de los 15 años de una forma forzada y con el consentimiento de la familia.

Maternidad y paternidad a temprana edad

Cuando en la pareja el rango de edad es similar, los embarazos a temprana edad afectan no solo la calidad de vida de las niñas y las adolescentes, también impactan en la vida de adolescentes y jóvenes varones.  Es importante resaltar que estas maternidades y paternidades tempranas no son naturales, no son culturales y son una condición construida desde la época colonial.  Desde la cosmovisión maya hablar de Jun Winaq, representa un factor de calidad de vida. Jun Winaq representa: “La persona completa”. Cada mujer y hombre al cumplir los 20 años ha llegado al nivel mínimo en la que su cuerpo, mente y condición social le permiten poder direccionar su vida de forma independiente.

¿Qué pasa con los derechos sexuales y reproductivos?

La información es poder, al no recibir educación integral en sexualidad, las niñas, niños y adolescentes crecen con limitado conocimiento sobre su cuerpo. Sin información sobre sus derechos sexuales y reproductivos, esto los expone a condiciones de violencia de género, violencia intrafamiliar, incluso a callar la violencia sexual.

La información que se brinde sobre derechos sexuales y reproductivos debe ser progresiva, para menores de 14 años se puede referir a: derecho a vivir libre de toda discriminación, derecho a vivir sin ningún tipo de violencia, derecho a expresar mis sentimientos sin miedo y culpa, derecho a recibir información y educación sobre mi cuerpo y sexualidad, derecho a decidir si quiero casarme o no, derecho a la igualdad y equidad.

A medida que crecen, adolescentes y jóvenes pueden tener mayor información. Exponer estos derechos permitirá que tomen mejores decisiones sobre su plan de vida y podrán prevenir la violencia de género y la violencia sexual. Además serán multiplicadoras y multiplicadores con personas de su misma edad en su entorno familiar y comunitario.

El empoderamiento que niñas, niños, adolescentes y jóvenes tengan de sus derechos sexuales y reproductivos permitirá que prevengan embarazos a temprana edad, contando además con actores claves de la información como lo son: docentes, familia, comunidad y medios de comunicación.

¡Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos!

Eunice Ramírez Cotóm es integrante del OSAR y mujer maya k’iche’, de Olintepeque, Quetzaltenango.

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