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La Revolución que comenzó por los Abuelos

Por: EntreMundos

 

“Nos tocaron a nuestros abuelos, y meterse con ellos fue tocar algo muy sagrado para nosotros” mencionó una activista nicaragüense durante un conversatorio el año pasado en Quetzaltenango, en el que denunció los abusos cometidos por el gobierno de Daniel Ortega hacia el pueblo nicaragüense. Ha pasado ya más de un año desde que comenzó el conflicto político-social de Nicaragua (el 18 abril de 2018) y hablar del tema, es como desenredar los nudos de una madeja de lana por el grado de complejidad que ha adquirido.

El descontento permanente que dio origen a la situación actual, se produjo cuando el gobierno de Ortega estableció un decreto que reformaba el sistema del seguro social, en el cual se ordenaba no sólo un incremento del 1.25% en el pago que aportaban los empleados al seguro social sino también una reducción del 5% de la pensión de los trabajadores jubilados, bajo el argumento de que el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) estaba afrontando problemas económicos. Las reacciones no tardaron en aparecer e inmediatamente la gente comenzó a protestar por las medidas establecidas.

Sin embargo, esto fue quizá sólo la punta del iceberg, ya que Daniel Ortega, quien durante muchos años había contado con la simpatía de la mayor parte del pueblo nicaragüense, poco a poco iba generando preocupación en la población por el poder que tenía -y que aún sigue conservando-. En el 2013, la protesta de varias personas de la tercera edad, convocadas por la Unidad Nacional del Adulto Mayor frente al INSS, demandaba la restitución de pensiones suspendidas para los mismos. Los manifestantes tomaron las oficinas del INSS en Nicaragua, pero unas horas después fueron desalojados de manera agresiva por miembros de la policía.

Abuelo y niño en Granada, Nicaragua. Foto: Elaine Faith.

Naturalmente, esto provocó una ola de indignación y solidaridad con los manifestantes por parte de varios sectores, y aunque no se generó un estallido inmediato como el que sucedió en el 2018, si contribuyó a la acumulación de descontento; a este problema, se fueron sumando otros más, tal y como la censura en los medios de comunicación, la represión para la libertad de expresión y el irrespeto a los derechos humanos. Aunque Ortega vetó el decreto que desató el conflicto, ya era demasiado tarde, pues las manifestaciones continuaron y alcanzan hasta el día de hoy una cifra de cientos de muertos, miles de heridos y varios detenidos a raíz de la respuesta violenta que tanto la policía como grupos armados al servicio del gobierno llevaron a cabo.

Daniel Ortega ejerció como presidente entre 1979 y 1990 y luego en el año 2007, volvió a tomar el cargo. En el 2017, su esposa Rosario Murillo se unió a su gobierno como vicepresidenta. Ambos tienen no solamente el control del gobierno sino de la mayor parte de medios de comunicación. Recientemente, Human Rights Watch pidió sanciones internacionales contra Daniel Ortega y otros funcionarios responsables del conflicto en Nicaragua, ya que considera que, al no haber presentado ningún tipo de castigo para estas acciones, éstas podrían repetirse y ser más graves en el futuro.

Amnistía Internacional pidió en mayo de 2019 la liberación de periodistas presos, quienes finalmente fueron liberados este pasado junio, bajo una polémica ley que prácticamente “permite la libertad siempre y cuando no se vuelva a protestar”. La situación de Nicaragua fue abordada recientemente en la asamblea de la Organización de Estados Americanos OEA en Medellín Colombia, pero el camino para la solución tardará mucho más, pues lo que comenzó como una revolución de “los abuelos” ahora es la lucha de toda una sociedad.

Foto de portada: Bandera de Nicaragua, foto tomada del Flickr de Karen Walsh.