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COVID-19: La inequidad de salud en Guatemala y sus consecuencias durante la pandemia

Por: Aaliyah Sayed, Megha Thomas, Thomas Bocian, y Riley Felsher

El coronavirus ha cambiado nuestra realidad, y sistemas de salud alrededor del mundo se ponen a prueba. En Nueva Jersey, a una hora de la Ciudad de Nueva York, las personas con condiciones preexistentes o de comunidades marginalizadas sufren las tasas más altas del virus, a diferencia del resto de la población en el estado. A causa de factores complicados en los Estados Unidos, incluyendo la historia de segregación residencial, la tasa de mortalidad de los afroamericos y latinoamericanos del virus es 100% más alta que la de los americanos caucásicos. Además de abrumar el sistema de salud, el virus revela problemas sociales arraigados en América.

Para proteger a los ciudadanos y aplanar la curva del virus, esto requiere de un sistema de salud robusto y organizado. El coronavirus ha llegado ya a Guatemala, pero el país está mal preparado para un brote. Tal y como sucede en Nueva Jersey y Nueva York, Guatemala tiene vulnerabilidad social, fuera de la inequidad de salud, que pueden destruir los esfuerzos para controlar el brote.

Esta vulnerabilidad social—la desnutrición en el oeste, la escasez de recursos en zonas rurales, y la poca cobertura de servicios de agua potable y su mal funcionamiento, crean un sistema con hoyos y variabilidad de región. La Dra. Carmen Alvarado, directora médica de la ONG guatemalteca 32 Volcanes, dice: “En realidad, estamos hablando de coronavirus, pero primero necesitamos considerar que existe vulnerabilidad por otros factores, lo cual es básicamente a causa del empobrecimiento. La población (sobre todo la indígena rural) que está desplazada y no tiene seguridad alimentaria, presentan esta vulnerabilidad con mayor fuerza”.

El sistema de salud en Guatemala no tiene la confianza de la gente, y con buena razón. Además del problema del agua, la baja cobertura de hospitales, su mal funcionamiento y la falta de medicina, hacen que Guatemala no pueda encargarse de una pandemia tan contagiosa como la del COVID-19. El Congreso otorgó 100.000.000 de quetzales al Ministerio de Salud para crear más laboratorios para realizar pruebas de COVID-19 en la red de hospitales públicos. Solo hay cinco hospitales regionales con 96 camas en total para cuidados intensivos (aproximadamente 5,65 por cada millón de personas). Para hacer una comparación, El Salvador tiene 16,67 camas para cada millón. Además, solo hay 56 respiradores en todo el país. No hay números claros de cuántas pruebas de COVID-19 se han realizado hasta la fecha, pero según comunicados presidenciales se sabe que cada día se efectúan muy pocas para el número de habitantes en Guatemala.

El gobierno reconoce que necesita fortalecer el sistema de salud ahora y ha prometido ayudar con la compra de medicamentos, equipo y material médico quirúrgico. El 25 de marzo, el gobierno aprobó la “Ley de Emergencia para proteger a los Guatemaltecos de los Efectos causados por la Pandemia de Coronavirus COVID-19,» que destinó $480 millones para cubrir programas del adulto mayor, salud, empleo, seguridad y económicos. También ordenó a las autoridades correspondientes proveer insumos en los hospitales y centros de salud y difundir la información de la pandemia en los diferentes idiomas del país. Sin embargo, hasta hace pocos días, este presupuesto continuaba sin ser ejecutado.

La gente que sufre de desnutrición tiene un mayor riesgo de contraer varias enfermedades, incluso cólera, obesidad, diabetes, y cardiopatía; las enfermedades preexistentes aumentan el riesgo de morir del coronavirus. Lila Álvarez del Centro de Atención Permanente en Cotzal, indica que las tasas de desnutrición crónica varían mucho dependiendo de la región, y el occidente tiene las tasas más altas. Esto implica que el oeste del país necesitará más recursos que el resto del país. Es posible que los ciudadanos guatemaltecos tengan que pagar por los recursos médicos en sus impuestos para compensar la incapacidad del gobierno de asegurar la nutrición. Ante esta situación, la comunidad ha decidido realizar acciones desde sus propios espacios: por ejemplo, la Universidad San Carlos de Guatemala está fabricando respiradores.

Álvarez también señaló, “Nuestro sistema de salud se caracteriza por ser curativo y no preventivo, y tenemos que aumentar la parte preventiva. Si la tasa de letalidad del coronavirus es tan alta, las poblaciones más vulnerables serán las que recibirán el impacto más negativo.” Por ejemplo, el Ministerio de Salud trata de promover la limpieza de las manos, pero seguir esta recomendación será difícil para las comunidades que no tienen acceso al agua potable. En este momento, no existe una ley de acceso universal al agua en Guatemala. Si el gobierno no aborda el problema del agua de raíz, no puede mejorar los problemas de higiene para combatir el COVID-19.

En definitiva, el sistema no tiene la cobertura suficiente, especialmente para los áreas rurales e indígenas. Las instalaciones públicas que sirven a estas poblaciones no cuentan con suficiente financiamiento y presentan problemas como la falta de recurso humano y la falta medicina. Alvarado confirma: “Existe fragmentación entre el ministerio de salud y las organizaciones no gubernamentales. La única fortaleza del Ministerio de Salud es que tiene más alcance social, porque tiene más cobertura que una ONG, pero las ONG’s cuentan con recurso humano; por lo tanto, debería establecerse algún tipo de colaboración entre los mismos”. El Sistema Integral de Atención en Salud es una organización que hizo acuerdos con ONG’s para reformar el sistema de salud, ampliando la cobertura a aproximadamente 3.2 millones de habitantes en comunidades rurales e indígenas.

Si el gobierno puede implementar políticas nuevas enfocadas a nivel comunitario, esto resultaría en cambios eficaces. Hasta entonces, la población guatemalteca, especialmente los sectores marginalizados, son vulnerables al coronavirus debido al actual fracaso del sistema. El gobierno tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos por igual, pero en este momento, esa meta es inalcanzable.

Foto de portada: Un oficial de policia entrega cajas con ayuda alimentaria para gente de escasos recursos, por Luis Echeverría.