RacismoInstitucionalizado

Los datos no mienten: El racismo de la desigualdad en Guatemala

Esta es la Parte II del artículo «Los datos no mienten: La alarmante desigualdad de Guatemala»

El Estado de Guatemala esta entre los peores del mundo en cuanto a gasto social, según el Banco Mundial y la ONU. (Vea: El gasto público de Guatemala: ¿El peor del mundo?) Gasta muy poco, y lo poco que gasta está distribuido de manera desigual.

Fuente: Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales con base en información oficial.

Este racismo institucionalizado hace que la desnutrición crónica sea especialmente común entre la niñez indígena. Afecta a aproximadamente al 47% de los niños y niñas guatemaltecos, y a cerca del 66% de los niños y niñas indígenas. Incluso en Korea del Norte, la tasa es menor del 30%, según la ONU.

Así como la desigualdad en el gasto social hace más vulnerables a las familias indígenas ante el incremento de los precios de los alimentos y vuelve a los niños más propensos a padecer desnutrición crónica, también hace que la educación sea menos accesible para las comunidades indígenas. La siguiente gráfica de «Paraíso Desigual» muestra el problema generalizada de la no asistencia a la escuela.

Otra tendencia que perjudica a las comunidades indígenas de Guatemala – y también a todos los guatemaltecos – es la concentración de tierras en cada vez menos manos. Este fenómeno está contribuyendo al incremento de la concentración de la riqueza, la inseguridad alimentaria y la desigualdad. 92% de los pequeños agricultores ocupan únicamente 22% de la tierra cultivable de Guatemala, mientras que el 2% de los terratenientes controlan el 57% de la tierra cultivable del país.

La mayoría de la población indígena de Guatemala, aproximadamente el 50% del país, vive en áreas rurales, donde la concentración de tierra ha aumentado la pobreza. También ha contribuido a los aumentos continuos y agudos en los precios de los alimentos a nivel nacional.

Esta gráfica de una presentación de la campaña Paraíso Desigual muestra que los terrenos de los terratenientes no-indígenas son en promedio más de 5 veces más grandes que los terrenos indígenas. 65.4% de las fincas están en manos indígenas, pero estas fincas usan solo el 26.8% del total de la tierra cultivable del país.

El aumento en la concentración de tierras en pocas manos aumenta la pobreza, no solo entre los pequeños agricultores quienes tienen cada vez menos tierra, sino también entre la población guatemalteca en general. En la gran mayoría de los terrenos no-indígenas se cultivan productos como la palma africana, banano, azúcar y caucho, productos que se destinan principalmente a la exportación.

Los cultivos pequeños (generalmente de gente indígena), cuya área se está reduciendo, producen verduras y otros alimentos destinados principalmente a los mercados de nacionales. Los precios de los alimentos suben cuando se usa más tierra para cultivar productos para mercados extranjeros y menos tierra para cultivar productos para los mercados de Guatemala. Los precios altos afectan a todo el país, y especialmente a los más pobres.

La gráfica a continuación muestra el crecimiento del área total de tierras controladas por las grandes fincas de caña de azúcar y de palma africana, dos cultivos cuyos productos se destinan en su mayoría al extranjero. Los porcentajes representan el crecimiento del área entre 1990 y 2010. Este crecimiento ha perjudicado a los cultivos pequeños y los precios de los alimentos.

El costo de la «canasta básica», una medida de los alimentos necesarios por una familia de cinco miembros que llene los requerimientos nutricionales más básicos, ha ido en aumento. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reportó que en junio 2017 el costo de la canasta básica llegó a Q4,351.

En enero 2014, el costo ni llegaba a Q3,000. Es un aumento de 45% en solo tres años. En el mismo periodo, según el INE, el índice de precios al consumidor (IPC) solo aumentó UN 13%, mostrando que los precios de los alimentos están aumentando mucho más rápido que los precios de todo lo demás.

Aunque nuevas investigaciones sugieren que el INE sobreestima por mucho los precios de los alimentos, es cierto que en junio la libra del tomate llegó a costar Q8 en la Ciudad de Guatemala.

La «canasta básica vital», una medida de los costos básicos necesarios para mantener a una familia de cinco miembros fuera de la pobreza, que incluyen gastos básicos en educación, transporte, ropa, vivienda y otros gastos, también ha ido aumentando llegando en junio a costar Q7,940.

Los costos mensuales de la canasta básica (Q4,170.6) y la canasta básica vital (Q7,610.68) exceden por mucho el ingreso promedio a nivel nacional de Q2,158 al mes. El acaparamiento de tierra afecta a todos.

Vea también: Los datos no mienten: El sistema tributario de Guatemala favorece a los ricos y perjudica a los pobres.