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Desalojos aumentan durante el gobierno de Alejandro Giammattei

Por Gilberto Escobar 

En Guatemala, durante los últimos años, los desalojos han ido en aumento y se han dado en dos modalidades: los desalojos legales que tienen una orden judicial y los extrajudiciales, los que  no van acompañados de ninguna orden de un juez y que ocurren  en horas de la noche o de madrugada. En su mayoría en este tipo de desalojos están involucradas personas que visten pasamontañas, le prenden fuego a todo y se van. 

Los desalojos que no van con orden judicial  hacen recordar a los pobladores esos años recios del conflicto armado interno en Guatemala: las escenas violentas de hombres armados vestidos de particular, donde nadie sabe quiénes son. 

En septiembre de 2022 le di seguimiento a un desalojo, hice lo que hacemos los periodistas: preguntar, cuestionar e investigar. Muchas dudas rondaron por mi mente, la primera hipótesis que tenía: ¿Quién está detrás de los desalojos? 

Esa hipótesis me hizo caminar e ir indagando en el tema, consulté a varios especialistas, por ejemplo, uno me decía que los desalojos son el reflejo del fracaso del Estado. Un Estado que no puede resolver por la vía pacífica las controversias normales en cualquier sociedad, pero lo más importante es que es un Estado incapaz de resolver las necesidades de la población.

Según datos oficiales del Ministerio de Gobernación de enero a octubre de 2022 se registraron  119 desalojos con orden judicial. De los desalojos extrajudiciales no hay registro. 

En el Estor Izabal, municipio que reporta gran cantidad de desalojos, solo en los 10 meses de 2022 había un registro de 11. 

Con esas estadísticas el 2022 quedará como el año donde más desalojos se han realizado en los últimos siete años. Por otro lado, el 2020 es el año con menos desalojos registrados: cinco. Pero esas estadísticas solo responden a desalojos que van acompañados de orden judicial, de los otros, de esos que son de manera violenta, no hay datos. 

Que ese número de desalojos fueran en aumento no es nada casual. Más bien, es una estrategia del sector empresarial de Guatemala e instancias estatales que desde el 2019 se dedican a realizarlos. 

Ministerio Público, CACIF y crimen organizado. 

Hay tres instituciones creadas en los últimos tres años que están al pendiente del delito de usurpación, como lo han llamado, dos son del sector empresarial y una del  Estado.

Primero la Asociación para la Defensa de la Propiedad Privada (ACDEPRO), creada en 2019, el fundador de esa asociación es Carlos Torrebiarte. Ese mismo año (2019) el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) creó el Observatorio de Derechos de Propiedad: “soy propietario”. La otra es la Fiscalía contra Delitos de Usurpación del MP, creada en octubre de 2021. 

El 17 de marzo de 2021, el CACIF y el Ministerio Público (MP) dirigido por la Fiscal General Consuelo Porras, firmaron un convenio donde ambas instituciones mantendrán cooperación en el tema estadístico sobre la propiedad privada. 

Pero antes de la firma de ese acuerdo el CACIF creó en diciembre de 2019: el Observatorio de Derechos de Propiedad: “soy propietario”, con el objetivo de monitorear y comunicar información estadística, sobre los casos donde se violente el derecho de propiedad. 

La Fiscalía Especializada contra Delitos de Usurpación del MP, de octubre de 2021 a noviembre de 2022 tenía más de 800 expedientes por investigar relacionados a temas de desalojos. Esa misma fiscalía contabiliza de enero a octubre de 2022 más de 700 denuncias que se encuentran en procesos de investigación. 

Mientras los desalojos van en aumento, las comunidades indígenas donde se han realizado, enfrentan crisis alimentaria y el reto de reconstruir su comunidad. 

Uno de los últimos desalojos que se realizaron en 2022 fue en la comunidad Se’Inup, El Chal, Petén, un desalojo extrajudicial. Entraron 150 hombres armados con pasamontañas, al llegar le prendieron fuego a todo, el lugar quedó en cenizas.

Gilberto Escobar: Periodista, escribe para el medio digital No-Ficción, también escribió en Prensa Comunitaria y Plaza Pública. En sus piezas periodísticas retrata las dinámicas comunitarias, le sigue la pista a los desalojos, a los conflictos y a la migración.