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Asesoran y acompañan a sobrevivientes de violencia

POR EMMA GÓMEZ

Todas las mujeres de alguna manera hemos sufrido algún tipo de violencia; física, psicológica, económica, u otra. Como sociedad, hemos normalizado este tipo de acciones, ya que las denuncias no son una opción, es decir, si las mujeres son maltratadas, lo ven como algo que no se puede cambiar. Entre los factores que impiden las denuncias están; la burocracia para hacer las investigaciones, falta de conocimiento, asesoramiento y acompañamiento para darle seguimiento a las denuncias. Es un listado interminable que podemos mencionar del porqué las mujeres no acuden a las autoridades, sin embargo, las que sí lo hacen deben esperar un largo proceso que, en lugar de darles tranquilidad, les da incertidumbre al no saber si van a detener al victimario.

En el país y en diferentes regiones hay Organizaciones No gubernamentales (ONGs) e instituciones como los Centros de apoyo Integral para mujeres sobrevivientes de violencia (CAIMUS) que se dedican a defender y abogar por los derechos de las mujeres. Y este es el trabajo que hace La Asociación Casa de la Mujer-Ixoq Chajib’al Ja; al promover y contribuir con la exigibilidad de los derechos humanos de las mujeres mayas de Sololá para construir una sociedad más justa, equitativa y libre de violencia de género.

En este artículo abordamos la temática para informar y formar a las mujeres sobre el tema de prevención de la violencia y la ruta de denuncia, teniendo como referente la Casa de la Mujer.
Andrea Morales, de la Casa de la Mujer, nos explica cómo la violencia y discriminación afectan la vida de las mujeres y mujeres indígenas, desde lo individual y lo colectivo. En lo individual: la violencia y discriminación generan en las mujeres afecciones físicas y emocionales que las imposibilitan a tomar decisiones. Psicológicamente van perdiendo fuerzas y energías para sostener la situación y con el paso del tiempo normalizan la violencia, quedando expuestas a todo tipo de agresiones que a nivel físico comprometen su salud.

Las mujeres indígenas son las más vulneradas en sus derechos, ya que nuestra sociedad discriminadora les veta de oportunidades para mejorar su vida y para ejercer sus derechos, no cuentan con instituciones que les brinden atención en el idioma materno y que respeten sus creencias y condiciones.

Y en lo colectivo: en las comunidades del área rural aún persiste la creencia de que las mujeres son para el cuidado del hogar, por lo tanto en sus familias como en las organizaciones de su comunidad no les dan espacio para participar ni para tomar decisiones. Desde pequeñas les fue inculcando que no deben involucrarse en espacios de toma de decisión, por lo que tienen miedo a hacerlo y por ello las autoridades comunitarias, en su mayoría, están conformadas solo por hombres. Es un patrón que se repite en varios lugares y comunidades.

Ante estas situaciones se van sumando esfuerzos para hacer cambios significativos y progresivos. Entre las acciones o cambios que deben hacerse como sociedad para que estos flagelos puedan reducirse o evitarse en su totalidad está que desde las municipalidades se creen políticas públicas que generen bienestar y seguridad a las mujeres de la comunidad, al mismo tiempo que se ejecuten proyectos que puedan apoyar a las mujeres a empoderarse en temas claves para salir de la situación de violencia, explica Morales.

En las comunidades se deben forjar y crear espacios de atención directa para las mujeres donde se prioricen sus necesidades básicas y empoderarlas para incidir en la toma de decisiones de su comunidad, pero esto se debe hacer desde el corazón de las mujeres, escucharlas, argumenta.
¿Qué logros importantes podemos resaltar desde la comunidad con el trabajo organizativo e incidencia que hacen con la organización? Ante esto, Andrea responde que el trabajo con defensoras de derechos, quienes acompañan a las mujeres que están siendo violentadas en las comunidades más lejanas y con quienes coordinan los casos para su seguimiento, ya es un logro. El empoderamiento económico de las mujeres a través de los cursos impartidos ha generado impacto en la vida de ellas, ya que les ha permitido iniciar un negocio que les proporciona un ingreso económico y una independencia, pero todo es un proceso y cambio de mentalidad.

Servicio y atención

La atención diferenciada a víctimas permite identificar y trabajar un abordaje adecuado al tipo de población que lo requiere, teniendo en cuenta que cada etapa del desarrollo del ser humano tiene su particularidad.
Entre las buenas prácticas que desde las organizaciones se están realizando está la coordinación interinstitucional para la derivación de casos a nivel departamental. A través de ello se logra acceder a comunidades alejadas para brindarles un mejor acompañamiento a sus procesos y atención en el lugar de origen para minimizar gastos económicos.

Además, se promueven los servicios que las organizaciones prestan en favor de las mujeres a través de campañas de divulgación, asistencia a programas radiales, entrega de afiches, coordinación de actividades conmemorativas. Esta es una forma de visibilizar las acciones y divulgar las actividades.
La coordinación entre instituciones también contribuye a sufragar las necesidades básicas de las mujeres cuando les corresponde realizar diligencias de sus procesos, sobre todo si pertenecen a lugares muy alejados, en situaciones precarias o si están acompañados de niños o niñas.

Asimismo, en el marco del Día de la Mujer, se han hecho demandas puntuales para el Estado, en especial sobre la Ley de la Mujer. Que el estado cumpla con sus obligaciones ratificadas en las leyes que nos amparan, garantizando una atención justa, equitativa e incluyente hacia las mujeres. Que exista más intercambios de experiencia en cuanto a abordajes desde las leyes ancestrales, reconociendo la diversidad cultural que existe en nuestro departamento.

De igual manera, el 8 de marzo se hizo un foro sobre “Participación ciudadana y política” e “Igualdad de derechos”, con el objetivo de que las participantes conocieran sobre el acceso a oportunidades equitativas y el respeto de las identidades culturales de las mujeres, promoviendo su participación plena y activa en los ámbitos económicos, político, social y cultural.

Cambio social

La Casa de la Mujer de Sololá “Ixoq Chajib’al Ja” y la Mancomunidad Tzolojya trabajan con el Instituto Nacional de Educación Básica de San José Chacayá, en la promoción de los derechos humanos de las mujeres y la erradicación de la violencia machista. Tienen un enfoque lúdico y creativo y han creado un espacio donde 60 estudiantes de nivel medio se han convertido en agentes conscientes y comprometidos en la transformación de sus mentalidades.
A través de la creación de un fanzine, los participantes han plasmado los conocimientos adquiridos en los procesos. También se promueve la creatividad con “momentos creativos”. Se crearon seis estaciones: pintura, música, escritura, danza, declamación y teatro. Los estudiantes eligieron de manera voluntaria participar y dieron vida a impresionantes puestas en escena y obras de arte. Su objetivo: concientizar sobre el machismo, el ciclo de la violencia y cómo se manifiesta en las relaciones de pareja.

Los resultados son asombrosos. Los jóvenes eligieron cuatro de las seis estaciones y sus creaciones son testimonios vivos de su compromiso con la causa. Cada trazo, cada nota, cada palabra y cada movimiento son un paso más hacia una cultura de respeto y paz, especialmente hacia las mujeres. Estos talleres lúdicos están teniendo como objetivo la formación de sujetos conscientes y comprometidos. Este es solo el comienzo de un viaje transformador.

Todas las acciones son positivas para seguir promoviendo la equidad de género. Las mentalidades deben ir cambiando progresivamente y con pequeñas acciones para hacer grandes cambios.
Morales finaliza motivando a las mujeres: “Debemos romper el silencio y ser protagonistas activas de nuestra propia historia, entendiendo que nuestro silencio contribuye a continuar con la violencia”.

Este artículo se produce gracias al apoyo de la asociación La Agencia Vasca de Cooperación y la asociación Entreamigos-Lagun Artean que promueve los derechos humanos de las mujeres en regiones de Guatemala y en el País Vasco.