Guatemala ACOSO CALLEJERO

Acoso callejero sigue sin sanción en Guatemala

Caminar a casa, ir al mercado, tomar el bus, son actividades cotidianas que cada persona debería poder realizar en paz. Desafortunadamente, no es así, porque las calles, las avenidas y el transporte público están entre los lugares con más casos de acoso callejero. 96 % de las víctimas son mujeres. Esto significa, que la mayoría de ellas es acosada por las calles al menos una vez al día. El acoso provoca sentimientos de enojo, indignación, incomodidad, inseguridad y sobre todo miedo. 

¿Qué es exactamente el acoso callejero? Aún no hay una definición oficial, pero la organización Frena el acoso callejero usa la siguiente: “La violencia callejera basada en género consiste de comentarios no deseados, gestos y acciones impuestas por un extraño en un lugar público sin consentimiento […] e incluye silbidos no deseados, comentarios derogatorios de carácter lascivo, sexista, homofóbico o transfóbico; solicitudes persistentes que exigen el nombre, número de teléfono o destino de una persona luego de que estas hayan negado proveer tal información; descripciones, comentarios o exigencias con referencia a actos sexuales; acecho, persecución, exhibición indecente, masturbación pública, manoseos, agresión sexual y violación”. 

A menudo los actos de acoso se minimizan, equivocadamente se presentan como halagos  y piropos. Mientras que a las víctimas se les culpa  por causar el daño ellas mismas, pero se  deberían tratar como lo que son: violencia. El acoso callejero es una forma directa de violencia sexual que no debe normalizarse, ya que causa dolor inmediato y daños psicológicos. En combinación con otras formas de violencia, como los Micromachismos simbólicos (prácticas sutiles de violencia en la vida diaria) o la violencia estructural (impedirles a las personas satisfacer sus necesidades básicas), es una de las herramientas para mantener el actual sistema patriarcal y oprimir a las mujeres en su vida cotidiana.

Al no existir una sanción, las mujeres son obligadas a soportar las consecuencias. En Guatemala se denuncian pocos incidentes y con menos frecuencia hay repercusiones para el perpetrador. En teoría, las víctimas pueden denunciar al  Ministerio Público, pero cuando   alguien reúne el coraje para hacerlo, usualmente no se da seguimiento, simplemente porque el acoso callejero no es un delito tipificado en el código penal o en otras leyes. 

En noviembre de 2019 Nineth Montenegro (en ese momento diputada y jefa de la bancada del Partido político Encuentro por Guatemala) presentó en el Congreso la iniciativa 5658 “Ley contra el Acoso Callejero y otras formas de violencia contra la mujer”, para finalmente sancionar el acoso callejero. Ahora, tres años después, no hay noticias sobre la puesta en vigencia de dicha ley. El panorama es desalentador, porque esta iniciativa podría terminar  en el olvido como una de las primeras presentadas en 2002. 

En el 2016, el Gobierno de Guatemala  desarrolló la Campaña Contra el Acoso Sexual en el Transmetro en conjunto con la Policía Urbana y la Dirección de Movilidad Urbana. La actividad se quedó en compartir el video promocional. 

No tener una sociedad sensibilizada ni leyes activas para proteger a las mujeres y sancionar a los agresores, no detiene a las activistas de Catcalls de Guatemala. Con arte de yeso e iniciativas en las redes sociales, ellas hacen visibles los abusos y crean conciencia sobre las historias de las víctimas. El Colectivo Observatorio contra el acoso callejero Guatemala (OCACGT) es otro actor importante en Guatemala, está comprometido con hacer de las calles un lugar seguro para todas las personas. Tiene una plataforma para denunciar casos de acoso callejero, recopila y mapea datos sobre incidentes y también está haciendo un trabajo valioso para despejar mitos sobre el acoso callejero. Además explica las consecuencias psicológicas relacionadas con este tipo de violencia  y publica material educativo.

Sin una ley en Guatemala, hay tres recomendaciones del OCACGT que todos y todas  podemos incorporar para hacer el espacio público un lugar más seguro: 

1 Respetar a todas las personas y sus espacios

2 Evitar ver de forma lasciva

3 No gritar, ni silbar a nadie

Anna Luisa Schoenwald es consultora de cambio climático y escritora voluntaria de ENTRE MUNDOS.