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Contrarrestando la desnutrición por unas “Caritas Alegres”

María Recinos

El aumento en los índices de desnutrición en niños y niñas de Guatemala es alarmante. El problema se ha agravado debido a una serie de causas como la escasez de ingresos de las familias, el aumento del desempleo y por los altos precios en los productos alimenticios que ha contribuido a empeorar la situación. Las condiciones en las que viven las familias en pobreza y pobreza extrema  dificultan el acceso a la educación y a la falta de oportunidades que inciden en la calidad nutricional para el desarrollo y crecimiento de los niños.

De acuerdo con el coordinador de Caras Alegres, Allan Ortiz, el panorama no es muy distinto en áreas urbanas de Quetzaltenango. El menciona al respecto: “Trabajar en esta asociación me ha permitido conocer los problemas nutricionales que viven las familias, y cómo estas condiciones afectan el aspecto físico, social, intelectual y emocional de los niños”. Bajo este contexto, Caras Alegres ha estado trabajando por 17 años con programas que promueven el bienestar para niños y niñas de la comunidad. Por ello, todas las tardes a la asociación llega un grupo de “Caritas Alegres” (70 niños y niñas) que residen en el lugar y que anteriormente, reflejaban la situación de desnutrición en el país. Estos niños son beneficiados por un proyecto llamado “Comedor Comunitario Infantil”.

El proyecto tiene como base uno de los objetivos de desarrollo sostenible “Hambre Cero” y a través de esta línea realiza dos acciones de trabajo para minimizar los efectos de la desnutrición en niños y niñas. En primer lugar, se provee a los niños y niñas de alimentos basados en una dieta específica, en la que buscan ofrecer comidas con proteínas, carbohidratos y vitaminas, para mantener una alimentación balanceada y nutritiva. En segundo lugar, se promueve la educación alimentaria, que busca concientizar a los padres de familia para que conozcan, implementen y consuman alimentos saludables (granos, productos a base de soya, hierbas) que no solo son productos que están al alcance económico de las familias sino que proporcionan nutrientes para el crecimiento de los niños; además de ir limitando el consumo de productos dañinos como; sopas instantáneas, embutidos o golosinas.

A cuatro años de la  implementación del proyecto, Caras Alegres ha obtenido logros significativos, manteniendo un monitoreo constante en el peso y talla de niños y niñas para conocer su evolución; además han registrado mayor receptividad en los contenidos y conocimientos que adquieren en la escuela. Así mismo, los niños y niñas presentan mayor habilidad mental para resolver ejercicios complejos y muestran mayor apertura para aceptar productos alimenticios que antes no consumían. Otro aspecto importante son los cambios en la apariencia física, como mejoras en la piel y el semblante del rostro, además de presentar un mejor estado de ánimo.

Bajo estos resultados, surgió la idea de la creación de huertos verticales para darle sostenibilidad al comedor comunitario infantil y de esta manera, minimizar los gastos en la compra de productos alimenticios para la elaboración de los platillos, creando un vínculo con las familias y niños para que con su participación siembren, mantengan, cuiden y cuiden pilones y hierbas aromáticas. La implementación de los huertos verticales no sería posible sin la contribución de un grupo de voluntarios. Una niña que participa en el proyecto, mencionó: “Caras Alegres es un lugar seguro, motivador y donde puedes aprender nuevas cosas”, mientras ayudaba a sembrar pilones en el huerto vertical.

Sin duda, con esfuerzo se pueden lograr grandes cambios. Gracias al trabajo que realiza Caras Alegres estas acciones podrán contribuir a minimizar casos de desnutrición en los niños y niñas de esta comunidad. Aunque existan desafíos como la pandemia por Covid-19 o la reducción en la recaudación de fondos para el desarrollo de los programas de esta organización, la implementación de estos proyectos sigue en pie para dejar un impacto en el país a través de los niños y niñas y sus familias que se benefician de ello.